Dicen que el amor por los padres, el cual se experimenta desde que nacemos, es el sentimiento más profundo que existe, pero a veces la ambición por el dinero puede más. Eso fue lo que ocurrió este año en Lima. A mediados de enero pasado, la Policía encontró el cuerpo de un empresario textil que había desaparecido once días atrás. Su cadáver estaba enterrado en una fosa de Carabayllo y, tras las primeras investigaciones, el propio hijo de la víctima confesó haber asesinado a su padre por un adelanto de herencia, que este le negó.
El 27 de diciembre de 2023, en plenas fiestas navideñas, Sabino Quea Ccallo, un comerciante de 64 años, había salido a trotar, cerca de su casa, en Carmen de la Legua (Callao), como hacía habitualmente. Sin embargo, esta vez no regresó a su hogar, desatando la preocupación entre sus familiares.
El reporte de la desaparición lo realizó su esposa tres días después, algo que empezó a despertar algunas sospechas del entorno. A los compañeros de trabajo de Sabino les pareció extraño que desapareciera sin dejar rastro alguno y dejando en abandono su tienda situada en el Centro Comercial Cochrane.
Un familiar de la víctima señaló que les resultó extraño la actitud de la esposa de Sabino, ya que su desaparición fue reportada a la policía tres días después. “No comunicaron ni a la familia. Estaban serenos y no tomaban interés en pegar afiches o buscar en la morgue”, aseveró.
Al no tener respuestas de su paradero, sus 6 hermanos, quienes viven en Arequipa, llegaron a Lima, extrañados al ver que nadie lo buscaba. Hablaban con Marciana Quea, esposa de sabino, quien confesó que su hijo, Jossimar Sabino Quea Quea (36), lo había asesinado. Recién allí dio aviso a la policía, es decir, días después de la muerte.
Según doña Marciana Quea, 15 días antes, una fuerte discusión habría desatado la ira de Jossimar, quien sin remordimiento planeó al detalle el asesinato de su propio padre.
La Policía buscaba el cuerpo de don Sabino por todas partes, incluso en todos los ambientes de la casa. Pero tras algunas diligencias, dieron con el paradero del empresario textil. Las autoridades llegaron al lugar y encontró el cuerpo, estaba 1 metro bajo tierra, atado de manos y pies, envuelto en bolsas y sábanas.
Según la necropsia, don Sabino falleció por traumatismo facial abierto, por proyectil de arma de fuego. Dicen que Jossimar desató toda su furia contra su padre y le disparó en la boca. Todos quedaron aterrados al saber que este sujeto sin escrúpulos había asesinado a su propio padre.
Las cámaras de seguridad de Carmen de la Legua captaron a Don Sabino haciendo compras en un mercado a solo una cuadra de su casa, luego de salir a correr. Estaba en short y polo y desde allí no lo volvieron a ver. Al día siguiente, es decir, el 28 a las 8 y 44 de la mañana. Se ve que la esposa de Sabino Quea sale de su vivienda. Hace una señal frente a la casa de su hijo. Él sale y va directamente al inmueble donde vive su padre.
En otra cámara del 29 de diciembre, se ve que Jossimar Quea saca el auto de la cochera de su casa. Y rápidamente lo estaciona frente a la vivienda de su padre, se ven movimientos extraños. Se observa a una mujer que coloca unas cosas en la maletera del auto. Luego, Jossimar y otra persona más cargan un pesado bulto, que sería el cuerpo de Sabino.
Según la manifestación de Marciana Quea, aquel día se quedó a dormir en su habitación junto a su hijo, atemorizada, mientras el cuerpo de su esposo estaba en el primer piso de la casa, en una habitación, lo habían colocado dentro de una tina.
La Policía realizó la prueba de luminol en la vivienda donde vivía Sabino y su esposa, y en las escaleras del primer piso este dio positivo a manchas de sangre, como también en el pasadizo que conduce a una habitación. El luminol también dio positivo en la maletera del vehículo.
La esposa de Sabino señala que no denunció el hecho por temor a que su hijo atente contra su vida. Según dice, las había amenazado a ella y a su hija. Según la manifestación de Jessica, hermana de Jossimar, al día siguiente su tía y el padre de esta llegaron a su casa, con quienes fueron hasta un terreno de Carabayllo. En total fueron 5 personas.
“Quién va a pensar que él iba a hacer eso, yo no estoy de acuerdo con lo que ha hecho, pero ya están hechas las cosas (...) Yo actué como madre, porque sea como sea, es mi hijo”, mencionó la mujer mientras realizaba los trámites para retirar el cuerpo de su esposo de la morgue.
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