Alan Larrea salió de la pobreza extrema luego de estudiar cocina en la Escuela de Pachacútec, fue la primera promoción y tuvo la oportunidad de trabajar en la corporación de Gastón Acurio, también conoció a grandes chefs como Ferran y Albert Adriá y otros que le ayudaron en su formación. Hace unos meses viajó a España para participar en el festival de cine de San Sebastián donde presentaron el documental donde participa.
Alan tiene 42 años y es una de las historias de inspiración como la de muchos peruanos, pues la tuvo difícil, ya que no tenía ni un sol para comer y a veces se ‘recurseaba’ con algunos trabajos para sobrevivir.
“Me quedé sin nada, sin dinero y sin mi familia porque mi madre falleció cuando tenía 18 años y mi abuela también. He pasado hasta tres días sin comer, mi novia me daba tapers de comida, pude haberme perdido en el mal camino, pero siempre tuve las ganas de salir adelante, solo necesitaba una oportunidad”, refiere.
Laboraba lavando platos en el restaurante de cocina, quiso estudiar cocina, pero por no tener dinero no podía que en el 2008, se abrió la escuela de cocina de Pachacútec donde postuló y de los 3 mil participantes quedó él y otros compañeros. Aprendió lo que es la puntualidad, responsabilidad, el compromiso y las ganas de querer aprender. Al concluir sus estudios pudo trabajar en reconocidos restaurantes como, la Mar, Panchita y otros.
“Se me abrieron muchas puertas, pero mucho depende del esfuerzo que uno le pone. He sufrido para estar donde estoy, no fue nada fácil, pero la vida me está dando bendiciones”, señala.
Larrea dice que nunca se imaginó que la vida lo llenaría de bendiciones porque en el camino aparecían grandes referentes de la cocina como Ferrán y Albert Adrián, el jefe de cocina de Mugaritz en España, entre otros.
Se presentó una producción de Gastón Acurio con un director de Netflix y se realizó un casting, a ellos le encantó la historia de vida de Alan, quien a los 18 años perdió a su madre y a su abuela, quedándose solo y sin un apoyo. Y a pesar de que la situación empeoraba, salió adelante con los estudios y el trabajo duro.
“Conocí San Sebastián, que es un festival de cine donde hay una parte de culinaria. Pasé por la alfombra roja y preparé algunos platos para una cena de 80 personas. Todo esto se lo debo a Gastón a quien llamo siempre y me aconseja a ser humilde y que vaya a paso firme”, detalla.
Hace dos años, abrió ‘Percado’ en Jesús María, una barra cevichera donde hay de todo, con toques de autor, moderna y toques de elegancia. Aquí encontrarán una gran variedad de propuestas que van desde el ceviche con esquina, el pulpo a la parrilla, tiradito en aceite de oliva, un lomo saltado que es el ganador y más.
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