La búsqueda de Karen Martínez Ibarra (26), joven madre de una niña de apenas un año, terminó de la manera más dolorosa y estremecedora en el centro poblado de San Martín de Pangoa, en Satipo, departamento de Junín. Tras una semana de incertidumbre, su cuerpo fue hallado con signos de haber sido quemado y descuartizado, un intento brutal para borrar toda evidencia.
El caso siempre tuvo un punto oscuro desde el inicio. Su pareja, Juan Virgilio Garay Arca (35), llamó a la madre de Karen, en Pucallpa, para pedirle que viajara de inmediato a cuidar a su nieta. Según él, su conviviente había conseguido un nuevo trabajo y se había marchado sin avisar.
La madre no dudó y emprendió el viaje. Sin embargo, lo que encontró al llegar encendió todas las alarmas: ropa de su hija y un colchón completamente quemado dentro de la vivienda. Algo no estaba bien, y el silencio del hombre solo empeoraba la escena.
Los vecinos aportaron los datos más escalofriantes. Contaron que durante la madrugada del 1 de diciembre escucharon gritos y, horas después, vieron a Juan Garay quemando un colchón durante todo el día fuera de la casa. Fue el primer indicio firme de lo que luego se confirmaría.
Tras el hallazgo del cuerpo, agentes de la DEPINCRI de Pangoa y personal del Ministerio Público realizaron una inspección exhaustiva en el inmueble. Mientras avanzaban las diligencias, Garay Arca fue intervenido y llevado nuevamente a la escena.
En ese proceso, el propio Garay confesó haber asesinado a Karen. Su versión inicial —que ella lo había abandonado dejando a la niña bajo su cuidado— se vino abajo por completo. La madre había presentado una denuncia apenas encontró las primeras señales dentro de la casa.
Las autoridades confirmaron que la desaparición ocurrió el mismo 1 de diciembre, y según la declaración de la madre, su hija habría sido asesinada y quemada ese mismo día. “Mi hija está en un costal negro”, relató entre lágrimas, al conocer el estado en que fue encontrada.
Este crimen se suma a la lista de feminicidios que golpean a la región Junín. Con este caso, ya son diez los registrados en lo que va del año, según señalaron las autoridades locales.
Mientras se formalizan las denuncias, la madre de Karen enfrenta otra batalla: obtener la custodia de su nieta. Señala que teme que la menor quede bajo el cuidado de la familia del presunto feminicida y pide apoyo para garantizar su protección.
La comunidad de San Martín de Pangoa también exige explicaciones y acciones concretas para que este caso no quede impune. El impacto ha sido profundo, más aún por la crueldad con que se cometió el feminicidio.
Juan Virgilio Garay Arca será denunciado por el delito de feminicidio. De ser hallado culpable, podría recibir cadena perpetua, como establece la legislación peruana para este tipo de crímenes. Por ahora, el proceso continúa mientras las autoridades recogen más evidencias y testimonios.
La historia que empezó con una llamada urgente terminó en un dramático descubrimiento. Y aunque la búsqueda finalizó, para la familia de Karen recién inicia un doloroso camino en busca de justicia y protección para la única hija que dejó.
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