
INSÓLITO. El supuesto secuestro de Javier Abel Cruz (41), jefe de la comunidad nativa Alto Yurinaki en la provincia de Chanchamayo, fue una completa farsa. Tras movilizar a su familia, vecinos, la Policía y hasta al serenazgo de Huancayo, el propio dirigente indígena confesó que todo fue un montaje para recaudar dinero con el que pretendía costear los gastos médicos de un familiar. Ahora podría ser condenado a dos años de prisión por denuncia calumniosa o incluso enfrentarse a cargos por intento de estafa.
Todo comenzó el 30 de mayo, cuando Cruz, en su calidad de dirigente comunal, envió un mensaje a la fiscal de su localidad asegurando que había sido secuestrado y que se encontraba fuera de Chanchamayo. El mensaje, enviado desde su propio celular, desató la alarma entre los miembros de la comunidad y llevó a interponer la denuncia ante la comisaría de Perené.
Sin embargo, los agentes de la Policía Nacional comenzaron a sospechar cuando rastrearon el celular del “secuestrado” y descubrieron que estaba aún en la selva central. Al día siguiente, el teléfono fue ubicado en Huancayo, cerca del colegio Ramiro Villaverde, mientras que otro mensaje afirmaba que Cruz estaba en Cerro de Pasco. La incoherencia en las ubicaciones fue el primer gran indicio de que algo no cuadraba.
Lo más escandaloso fue que el mensaje extorsivo exigía el depósito de 30 mil soles a una cuenta del BCP… ¡que estaba a nombre del mismo Javier Abel Cruz!

LO ENCUENTRAN EN HUANCAYO… Y SE LE CAE LA MÁSCARA
La mañana del lunes, dos días después de su supuesta desaparición, Cruz apareció en plena vía pública en Huancayo, cerca del local del BCP. Pálido, tembloroso y “desorientado”, según el personal de Serenazgo, fue llevado a la comisaría central, donde aseguró que había sido secuestrado por seis sujetos y que lo habían mantenido cautivo en los cerros de Huánuco. Recalcó que pedían S/50 mil por su liberación.
Pero las mentiras no resistieron los interrogatorios policiales. Las autoridades notaron varias contradicciones en su relato, y finalmente, el propio Cruz terminó confesando la verdad: nadie lo había secuestrado. Él mismo había organizado todo el teatro para obtener el dinero que, según dijo, necesitaba con urgencia para cubrir los gastos médicos de un familiar gravemente enfermo.
“Él ha confesado que fue un auto secuestro. Según el Código Penal, podría ser sancionado con hasta dos años de cárcel”, señaló el coronel PNP Ángel Leo, jefe de la Divincri Huancayo.

SE LE VIENE LA NOCHE
Las investigaciones fueron lideradas por el coronel PNP Gustavo Estares, jefe policial de Chanchamayo, Satipo y Tarma, junto al mayor Jhon Castillo del Depincri. La versión de Cruz comenzó a desmoronarse cuando se demostró que él mismo retiró dinero de las cuentas comunales días antes del supuesto secuestro y que era el titular de la cuenta donde pedía se depositara el rescate.
Ahora, el Ministerio Público evalúa denunciarlo por simulación de delito y tentativa de estafa. Además, su propia comunidad analizará si lo mantienen como dirigente, luego del escándalo que ha indignado a los pobladores.
El caso ha causado sorpresa y decepción en la región, especialmente entre quienes colaboraron de buena fe en su búsqueda. Lo que parecía una tragedia, terminó siendo un engaño armado por un líder que traicionó la confianza de su gente. La historia de Javier Abel Cruz no solo manchó su imagen, sino que podría costarle su libertad.
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