
Lo tienen acorralado. Tras la detención y confesión del técnico de telecomunicaciones Rubén Cueva Velásquez (31), la Policía le pisa los talones a su compañero de trabajo Jean Carlos Montero Huaylinos (29), con quien participó en el feminicidio agravado de la venezolana Mary Andreína Farías Torres (30), el 14 de mayo, en San Bartolo. En las últimas horas, los agentes allanaron la casa de un primo de Montero, que usó como escondite en Sincos, provincia de Jauja (Junín). Se halló una mochila, tarjetas bancarias, apuntes y váucheres de consumo de combustible a nombre del prófugo. Estarían cerca de él.
El 14 de mayo, la extranjera solicitó a una empresa tercerizadora de Claro el traslado del router del Internet pues se mudaba del segundo al tercer piso de la casa en la que vivía como inquilina.
Según la División de Investigación de Homicidios, ambos técnicos acudieron a las 11:30 de la mañana. Culminaron media hora después. La mujer también les pidió, como favor, que le instalaran el rack de televisor.
“Como reciprocidad los invitó a almorzar y estos la convencieron de ir a la playa”, refirió el jefe de esa unidad, coronel Carlos Morales. Según Cueva, comieron pollo a la brasa.
Frente al mar tomaron latas de cerveza hasta que recibieron la llamada de la empresa. Hicieron otra instalación y ya de noche regresaron al cuarto de Andreína. A las 11 p.m., Rubén Cueva fue al baño y al salir no halló a Montero y a Andreína. “Bajé. Jean Carlos salió del cuarto del segundo piso y me dijo que nos vayamos, pero le respondí que yo también quería tener algo, no solo iba a ser él”, contó.
Este se desvistió, pero la mujer gritó. Cueva dejó su bóxer y salió con las botas en la mano. Ya afuera, la miniván conducida por Montero la arrolló. “El móvil fue silenciarla para evitar que los denuncie”, dijo el coronel.
Durante la fuga, Montero le confesó: “Le pregunté por qué lo había hecho (atropellado) y me dijo que la había violado”.
QUERÍA SER TIKTOKER
“Quisiera ser streamer o tiktoker”, indicó Cueva a los agentes. Estos buscan a Montero para homologar su perfil genético con el recogido en las partes íntimas de la víctima y en la escena del crimen.