El portavoz del Gobierno de Japón, Yoshimasa Hayashi, expresó sus condolencias a la familia del fallecido exdictador Alberto Fujimori, destacando su papel durante la toma de la embajada en Lima en 1996.
Hayashi manifestó sus condolencias: “Me gustaría expresar mi más sentido pésame a los fallecidos y sus familias”, mencionando que fue informado de la noticia por la familia de Fujimori.
El secretario jefe del gabinete también subrayó que Fujimori visitó Japón en varias ocasiones y trabajó para fortalecer las relaciones bilaterales con Perú. Durante la crisis de la embajada japonesa en 1996, gracias a Fujimori y a los funcionarios peruanos, se logró liberar a los rehenes sin ceder al terrorismo, un hecho que Japón nunca olvidará, afirmó Hayashi en la rueda de prensa.
No obstante, Hayashi también recordó que Fujimori fue condenado por violaciones de derechos humanos y encarcelado en el penal de Barbadillo: “Reconocemos que hay diversas opiniones sobre su legado. En cualquier caso, el gobierno japonés busca seguir desarrollando buenas relaciones con Perú, nuestro aliado más antiguo en América Latina”.
Fujio también recordó la visita del exdictador a la ciudad natal de sus padres en Kawachi, en el extremo suroeste del archipiélago japonés, la remota aldea donde fue recibido como un héroe cuando lo visitó en los años 90 tras su entrada en política.
Los medios japoneses informaron sobre la muerte de Fujimori a causa de un cáncer, resaltando tanto sus logros económicos y de seguridad como su autoritarismo y las violaciones de derechos humanos durante su gobierno (1990-2000).
NHK destacó que Fujimori era un japonés de segunda generación, cuyos padres eran originarios de la prefectura de Kumamoto, y que su postura política autoritaria generó críticas tanto en Perú como en el extranjero. En el año 2000, tras su renuncia, se exilió en Japón.
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