Pese a que solo tiene 16 años de construida, ya es una de las principales atracciones turísticas de Manhattan, Nueva York. Con sus 262 metros de altura repartidos en 72 pisos, todo indica que la Trump Tower será central durante el mandato de su propietario Donald Trump cuando asuma funciones en enero como el 45° presidente de Estados Unidos.
Ubicada en la United Nations Plaza entre las calles 47 y 48, en la famosa 5° Avenida, la Trump Tower fue escenario de buena parte de la campaña de Donald Trump en su carrera a la Casa Blanca y luego centro de innumerables protestas contra el presidente electo de los Estados Unidos.
Donald Trump tiene su vida allí. Su departamento, un penthouse de tres pisos ubicado en el piso 58 donde abundan el oro y el mármol, fue diseñado con la estética barroca del estilo Luis XIV, el monarca francés que acuñó la frase “el Estado soy yo” y transformó a Versalles en el epicentro de su reino.
Donald Trump tiene un ascensor privado que lo lleva todos los días de su casa a su oficina, ubicada en el piso 26. Su lugar de trabajo no es para nada minimalista, ya que está llena de los lujos propios del magnate que es. Su escritorio está repleto de carpetas y papeles, y las paredes están tapizadas de premios y reconocimientos.
"Tengo tantos que ya no puedo colgarlos", le dijo Donald Trump una vez al The Washington Post. En su oficina, además, se pueden apreciar algunas de sus portadas de revistas más famosas, incluida una de la revista Playboy, y una fotografía en la cual estrecha la mano del expresidente Ronald Reagan.
En su oficina Donald Trump también guarda la silla que utilizaba en 'El aprendiz', el reality que terminó de catapultarlo a la fama, y una mesa cargada de artículos deportivos, incluidos un cinturón de campeonato de Mike Tyson, una zapatilla de Shaquille O'Neal y un casco de Tom Brady, mariscal de campo de los Patriotas de Nueva Inglaterra.
Su devoción por la Trump Tower, donde ha vivido los últimos 30 años, ha dado cabida a especulaciones de que el presidente electo de Estados Unidos podría dividir su tiempo entre la Casa Blanca y su cuartel general en Nueva York, o que podría convertir su icónico edificio en una especie de sede alterna del Ejecutivo.
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