En su humilde casa de madera, ubicada en lo alto de un cerro en Payet, Independencia, un iracundo albañil desató un brutal baño de sangre. Preso de los celos, atacó a martillazos a su conviviente y sus dos hijos. Al creer que estaban muertos, se cortó el cuello.
“Nunca me van a ver”, dijo Baltazar Espinoza Ostos (36) a sus hermanos, horas antes de atentar contra la vida de Julia Abregú Alonzo (35), con quien tenía 13 años de relación. Alarmados por el extraño mensaje, lo buscaron en su vivienda, en el asentamiento humano ‘Bellavista’, segunda etapa.
Con ayuda de la madre y hermanos de su pareja, ingresaron al inmueble. En el interior encontraron un cuadro macabro. En una cama estaban Julia y su hijo de 9 años, inconscientes y con fracturas en el cráneo, y debajo de ellos un charco de sangre. Algunos familiares no soportaron la terrible escena y salieron de la casa.
EN HOSPITAL
A unos metros, tendida sobre su cama, yacía la hija mayor de la pareja, de 15 años. Presentaba las mismas lesiones en la cabeza. En la cocina hallaron a Baltazar con un profundo corte en el cuello con exposición de la tráquea.
Los cuatro heridos fueron llevados al hospital Cayetano Heredia, en San Martín de Porres. “La madre es la que se encuentra más grave. Ella y sus hijos tienen fractura de cráneo con hundimiento y exposición”, dijo la doctora Aída Palacios, directora del nosocomio.
Según familiares de Julia, este atentado ocurrió dos meses después de la última discusión que los convivientes sostuvieron.
“Llevado por chismes, la celaba constantemente con un mototaxista de la zona”, indicó una de las parientes de Julia. En el lugar, los policías recogieron un martillo, un cuchillo y un desarmador.
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