Un sonado caso de presencias sobrenaturales, derechos de autor y muerte ha paralizado Uruguay. Se trata de la historia de la familia Ventura-González de Salto, quien perdió a su hijo en 1972.
El pequeño murió hace 45 años en un accidente de automovilístico. Según la tradición, tenía que ser enterrado bajo tierra y no en el panteón de la familia. Sin embargo, una modificación en las costumbres del Cementerio Central que se dio en esos años permitía que el menor acompañe a sus allegados en el mausoleo.
El tiempo pasó y la familia iba frecuentemente a visitar el lugar, custodiado por la figura de un arcángel en la puerta. Pero eso no impidió que los curiosos se acercaran. Y es que un grupo de estudiantes, acompañados de su profesor José Buslón, llegó al lugar en abril del 2016.
Todos con cámaras en mano, tenían como objetivo capturar diferentes símbolos del camposanto. Al regresar a su casa, una de las alumnas se sorprendió al ver la espeluznante imagen de un niño detrás de la cortina de uno de los panteones.
El pequeño vestía un pantalón negro y una camisa beige. Iba muy bien peinado y miraba hacia afuera a través del vidrio de la puerta. La fotografía se volvió viral en pocas horas, no solo en Salto, sino que en todo Uruguay.
Luego del éxito de la imagen, un equipo de Canal 12 y el conductor Guillermo Lockhart llegaron al lugar. Consultaron con una maestra retirada que dijo saber algo acerca del niño que había muerto en un accidente de tránsito.
Por su parte, Buslón y sus alumnos descubrieron que el accidente en realidad había ocurrido y hasta consiguieron el nombre del niño y su partida de nacimiento. Y aunque buscaron a algún familiar del supuesto fantasma, nadie, ni siquiera sus hermanas, lo habían conocido.
Al poco tiempo se lanzó el libro Voces Anóminas, escrito por Lockhart, que cuenta esta estremecedora historia sobrenatural. Sin embargo, la publicación parece no haberle caído nadie bien a la actual familia del pequeño, quienes terminaron demandando a Buslón por 900 mil dólares por usar la imagen de la familia sin permiso. Además, también esperan demandarlo por derechos de autor e imagen.
A pesar de ello, tanto Buslón como Lockhart tienes todas las de ganar: El historiador y el periodista hicieron lo que creyeron que estaba en su derecho de investigar.
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