Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por su papa a la huancaína con un plato grande de tallarines rojos, una pierna de pollo encima y su jarrita de agua de piña.
“María, llegué temprano a la redacción y me encontré con el legendario periodista de policiales, ‘El Sonambulo’, que estaba acondicionando el salón de reuniones para pasarle una película a sus alumnos de periodismo.
“Gary, se cumplen 25 años del estreno de una película hoy considerada de culto, que catapultó al director Quentin Tarantino a la categoría de genio del cine de finales del milenio. Quiero que mis alumnos la vean y escriban una crónica, pues este filme les dará muchas imágenes que me gustaría que plasmen en el papel. Se trata de ‘Pulp Fiction’ (1994).
El cine no volvió a ser igual después de que Tarantino presentara esta película que ganó el Festival de Cannes, relato que, pese a contener tres historias centrales, entrecruza más historias. Eso sí, todas son violentas. La primera, de dos ladrones juveniles enamorados, ‘Pumpkin’ y ‘Honey Bunny’, quienes asaltan una cafetería. Pero allí, para su mala suerte, le van a robar la billetera a dos peligrosos sicarios que desayunan: Samuel L. Jackson y John Travolta en papeles increíbles. Estos son protagonistas de otra historia, pues su jefe, el temido Mr. Marsellus Wallace, les ordenó matar a unos ‘paseros’ que se quedaron con su mercancía.
Cumplido el trabajo, Travolta mata accidentalmente al drogo que les permitió llegar a sus cómplices y deben recurrir a un ‘limpiador’, un experto en desaparecer cadáveres, el exquisito y aristocrático Mr. Wolf (Harvey Keitel).
Aquí Travolta se mete en un lío de muerte cuando sale a bailar con la esposa de Marsellus Wallace, Mia (irresistible Uma Thurman). Un bailecito de ‘rocanrrol’ que pasó a la historia, pero ella inhala la heroína del asesino pensando que era cocaína y sufre un paro. La escena donde resucita Mia es inolvidable. En el tercer bloque, Butch (Bruce Willis) es un boxeador acabado que debe dejarse ganar por orden de Marsellus Wallace, pero decide traicionarlo y llevarse el botín con su delicada noviecita (María de Medeiros). Wallace, un negro de dos metros, lo persigue por la calle, pero son capturados por un sádico que actúa con un policía peor aún.
Decir que Tarantino nos mostró el ‘bajo mundo’ es una falacia, pues no hay bajo mundo. Este funciona junto a nosotros, los ciudadanos honrados, y lo tenemos en nuestras narices. Claro que en la Lima de 1994 nos sorprendíamos con lo que llamábamos su imaginación. Hoy, en el 2019, vas a una pollería o chifa y te asaltan unos ‘Pumpkin’ como el chico del filme, pero de San Juan de Lurigancho, Callao o Comas”. Pucha, Gary, ese señor es un maestro. Me voy, cuídense.