La Seño María

Pancholón y su venequita

Hace un tiempo tengo mi venequita de 1.80 que me ‘secuestra’ en La Posada. Cuando nos conocimos hicimos clic. Es una chica decente que trabaja cuidando a viejitos.
El amor.

El Chato Matta llegó al restaurante por un poderoso sancochado con carne de res, pollo, choclito, una porción de arroz y su rocotito molido. Para calmar la sed pidió una jarra con agua de cebada al tiempo. “María, estoy herido y con hambre, parece que tuviera un león en el estómago. Te cuento que el gran Pancholón me mandó un mensaje de ‘wasap’. ‘Chatito, hice un viaje relámpago a Miami y acabo de llegar, ganadazo, deja todo y vente volando al sauna privado. Ahorita van a poner hierba fresca, con bastante eucalipto, manzanilla, hierbaluisa, romero y su toque de canelita, que le da un rico aroma. Vuela’.

Nos metimos a la cámara de vapor a más de 50 grados para botar el estrés. El gordito estaba emocionado cantando una cumbia que hace bailar a los peruanos en el extranjero: ‘Lloro por quererte/ Por amarte y por desearte/ Lloro por quererte/ Por amarte y por desearte/ ¡Ay cariño! ¡Ay mi vida! Nunca, pero nunca/ Me abandones, cariñito/ Nunca, pero nunca/ Me abandones, cariñito...’. ‘Causita -me dijo el abogado-, tuve un viaje lindo a Miami, dejé en alto el nombre del Perú con una rubia hermosa que me pedía que me quede más tiempo y le repita mi famoso ‘salto del chanchito’, pero extraño mucho mi barrio, mi Callao, a mi Boys que ayer se salvó de la baja contra la mafia de Lozano. Acá están las caminantes.

El sauna es mi refugio. Vivo estresado por el dinero y las audiencias, además los tramposos sufrimos mucho, la calle está más dura que nunca. Los chibolos dicen que me envidian y quieren ser como yo, pero los ‘escueleo’. Estudien, no se vayan por el mal camino ni cosas chuecas, les digo.

Los años no pasan en vano, por mi vida han pasado muchas mujeres, nunca he sido malo, siempre canté las cosas claras, pero reconozco que soy inmaduro y me volví ‘podrido’ desde que era un adolescente y una prima me enseñó cositas ricas. Allí me loqueó. Cada vez que veía a una mujer alucinaba que estaba conmigo en la intimidad’. ‘Pancho -le pregunté-, ¿no te aburres de la vida que llevas?’. ‘Papá, soy humano y mi corazón también ha sido golpeado, pero creo que me estoy enamorando de nuevo.

Hace un tiempo tengo mi venequita de 1.80 que me ‘secuestra’ en La Posada y ahí nos quedamos hasta el día siguiente. Me deja molido. Ella sabe que soy callejero. Cuando nos conocimos hicimos clic. Es una chica decente que trabaja cuidando a viejitos. Ya me agarró confianza y dice que su selección ganará en Lima. Como le caí bien, le narré un partido de su selección con goles de Salomón Rondón y el enano Soteldo, y te juro que la chamita se emocionó y botó unas lagrimitas recordando su natal Puerto Ordaz. Nos abrazamos y la invité a comer un cebiche a Chucuito el día que descansa. Chato, creo que he encontrado a mi alma gemela, ya estoy envejeciendo, estoy al tanto de mis hijos y viejitos, tengo mis monedas, pero necesito una buena mujer para que me acompañe en mis noches de soledad, a veces me canso de despertar en diferentes hoteles con mujeres que solo pasan el momento conmigo...’. El abogado se puso nostálgico”. Asu, ese señor Pancholón es tremendo cochino y sinvergüenza. No creo en sus palabras, va a terminar viejo, triste y solo. Me voy, cuídense.

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