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Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante para llevarse un chaufita de mariscos con rocoto y, para tomar, un agüita de anís al tiempo. “María, es triste ver los escándalos que protagonizan ciertas ‘modelitos’ y peloteros, quienes sin sonrojarse ventilan por televisión los aspectos más turbios de sus vidas. También están las que tienen como única meta vivir de los hombres para viajar, comprar joyas y divertirse, para lo que están dispuestas a todo. Pero esas personas son las menos.
La juventud peruana estudia y trabaja de manera decente. Ejemplos hay muchos, como el de la joven trujillana Diana Zavala, cuya historia salió publicada en Trome. Desde niña soñó con dedicarse a la música y, pese a que sus padres se negaban porque temían que no le vaya bien, ella peleó por sus sueños. Así que ingresó al conservatorio de su región y luego logró una beca para llevar una maestría en musicoterapia en la Universidad de Barcelona, una de las más prestigiosas de Europa, donde se graduó con honores. Ella creía que la música tiene poderes que van más allá del entretenimiento, así que decidió combinarla con la medicina.
Volvió al Perú hace unos meses y creó su propio emprendimiento con el objetivo de dar terapias a personas con autismo, síndrome de Down, limitaciones físicas y hasta a niños con problemas de conducta e hiperactividad. Diana estudió y hoy trabaja de forma honrada, dando además un valioso servicio a la sociedad. Esa es la juventud peruana. Por eso es primordial que el Estado y los mismos padres apoyen a los niños y jóvenes. Algunos consejos de los expertos:
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