Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante para llevarse un pescadito frito al ajo con arroz graneado, ensalada con bastante limón y una chicha morada fresquecita. “María, a medida que se acercan las elecciones veo a los candidatos presidenciales cada vez más desaforados a la hora de hacer promesas. La mayoría cree que ganará quien prometa más. Cumplir ya es otra cosa.
Me hace recordar el famoso vals ‘Parlamanías’, de Serafina Quinteras, la mamá de nuestra poetisa Blanca Varela: ‘Haremos casas de ochenta pisos,/ ómnibus nuevos, más de cien mil./ Vendrán expertos en logogrifos/ y en el cultivo del perejil./ Las carreteras correrán solas,/ buques y aviones en pelotón/ y las corvinas, sobre las olas,/ nadarán solas con su limón./ Serán vitalicios todos los empleos,/ con sueldo, propina, bonificación,/ y se harán escuelas para analfabetos/ que hayan terminado segunda instrucción...’.
Los presidentes de los últimos años están metidos en gravísimos casos de corrupción, con procesos abiertos. No podemos darnos el lujo de volver a equivocarnos a la hora de elegir. Si pensamos votar por algún candidato, hay que hacernos las siguientes preguntas:
- Nivel y tipo de estudios. Las grandes empresas jamás dejarían que las dirija una persona mal preparada. Eligen a los mejores. Entonces, no podemos conformarnos con cualquier improvisado para darle las riendas del país.
- Trayectoria profesional. Tomando otra vez el ejemplo de una empresa, el joven que el año pasado llevaba los papeles nunca sería el gerente general. Este debe tener experiencia, haber quemado etapas, haberse equivocado muchas veces antes para no fallar a la hora de dirigir.
- Proyectos que lideró. Hay que ver lo que hizo antes, si estuvo al frente de equipos de personas y si tuvo éxitos.
- Escándalos y corrupción. La integridad de quien desea gobernar debe ser una prioridad. No podemos darle nuestro voto a un corrupto, a un sinvergüenza. Esos deberían estar en la cárcel.
- Declaración patrimonial. Es tan importante como la declaración de interés y fiscal. Permite conocer qué tienen, con quién se relacionan y si pagan impuestos. Hay candidatos que sospechosamente ‘no tienen patrimonio’.
- El equipo. Nadie gobierna solo. Es muy importante que esté rodeado de personas honestas y capaces.
- Sus propuestas. Hay que ver si son serias, responsables, viables y si van con su trayectoria”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.