Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por sus frejoles con seco de pollo, sopita de sémola y, para tomar, chicha morada helada. “María, en estas fiestas navideñas muchos padres regalarán a sus hijos aparatos electrónicos o tecnológicos, como tablets o smartphones, pues ya todo el mundo los usa no solo para confraternizar con sus amigos, sino para las clases escolares. Además, tienen que bajar aplicaciones como Instagram, WhatsApp, Pinterest o Facebook para enviar mensajes o imágenes a sus amigos.
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Todo esto parece un hecho natural e inofensivo. Pero si los padres no ponemos un control y hacemos seguimiento a la actividad de nuestros hijos, podríamos llevarnos una ingrata sorpresa. El martes se supo que un depravado contactó a una niña de 13 años por una red social en Comas, y le mandaba imágenes explícitas y exigía que ella haga lo mismo. Menos mal la pequeña le contó todo a su mamá y esta, haciéndose pasar por la menor, contactó al sujeto de 41 años y entre sus vecinos le dieron una paliza. Luego lo entregaron desnudo a la Policía. Los padres no podemos dejar de vigilar a nuestros hijos. Es nuestro deber protegerlos ante los peligros del mundo virtual y exterior. Nosotros no sabemos quién está detrás de los ‘nicknames’ o si la amiguita con la que se comunica en realidad es un depravado mayor de edad. Por ello hay que estar muy atentos. Aquí les dejo algunas recomendaciones para abordar el tema con la familia.
Pucha, Gary tiene razón. Cuiden a sus hijos. Me voy.
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