Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un pollito al sillau con verduras chinas, arrocito blanco y ajicito molido. Para calmar la sed, se pidió una jarrita con agua de cocona al tiempo. “María, si se puede rescatar algo ‘bueno’ de esta pandemia es que nos ha permitido estar más en casa junto a la familia. Según comentan todos los médicos e infectólogos, los adultos mayores presentan más riesgos de contraer la enfermedad, son más vulnerables al virus por diversos factores, como los diversos males propios de la edad.
Por eso hay que cuidarlos más. Y también mostrarles respeto y darles su lugar dentro del hogar. Los viejitos, como les decimos de cariño, tienen una larga historia de vida, llena de experiencias, vivencias y sabiduría. Han pasado su existencia luchando por ellos mismos, por sus familias y el país. Por el bienestar de sus hijos, la tranquilidad de sus esposas y la alegría de toda la familia. A veces uno parece no darse cuenta, pero es mucho lo que hacen los abuelitos aun cuando están muy ancianitos:
Por eso, en reconocimiento por todo lo que hacen y por la consideración que merecen, los hijos y nietos debemos tratarlos con respeto, paciencia y amor en los años de vida que les quedan. Ténganlo siempre presente. Respeten las canas”. Mi amigo Gary tiene razón. Me voy, cuídense.
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