La Seño María

Pancholón sufre con la tóxica

La Tóxica le tiró un cachetadón, que sonó en todo el Callao, a Pancholón.
Pancholón, amo y señor de la noche, hoteles baratos, cochinadita y el dame que te doy.

El Chato Matta llegó al restaurante por una causita con langostinos y un pescadito a la chorrillana con una porción de arroz blanco y rocotito molido. Para calmar la sed pidió una limonada frozen. “María, te cuento que el gran Pancholón estuvo tomando ron Zacapa antes del jueves santo y me timbró al día siguiente para invitarme a su sauna privado.

‘Chatito, baja urgente, pero cuídate de los ‘sapos rabiosos’, envidiosos y ‘mala leche’ que son tan poca cosa que solo sirven para envidiar y desear el mal. Tristes sus vidas. Vente volando porque la cámara de vapor está buenaza. Richard está poniendo hierba fresca’.

La cámara hervía a más de 50 grados. Apenas entré el abogado mujeriego y partidor me abrazó. Tenía un tremendo collar de oro colgado en el cuello. ‘Chatito, tú eres mi hermano. Ya estoy divorciado de una mala mujer, voy al estadio a ver los partidos de mi selección, viajo por el mundo, tengo camioneta 4x4, me llueve la chamba, pero a veces la procesión va por dentro. La vida es una sola, papá, y somos los que somos...

Me perdí una noche en la Barra del pelao Kike y mi abogada tóxica me reventaba el celular. En ese point de tramposos estaba con un amorcito de mi rico Callao que me hace el amor y no es intensa ni loca. La pasamos bien y buenas noches los pastores. Pero la tóxica se alucina mi esposa.

‘Vamos a celebrar mi amorcito a Chucuito, invítame un cebichito’, me dijo toda zalamera. Los tragos subieron y sonó una canción clásica de El gran Combo: ‘Así son las mujeres, así son cuando se quiere/ Tú me dejaste a mí, pero pensando que yo era pobre/ Y te paseas por ahí, pero cambiando oro por cobre/ Ay que era como son (así son las mujeres)/ Pero que mira cómo son (así son cuando se quiere) Alcé mi copa de vino para brindar por tu ausencia/ Sé que nunca me quisiste y ayer amor no hay ausencia (así son las mujeres)/ Mira cómo son, mira cómo son (así son cuando se quiere)’… La saqué a bailar y la apreté fuerte.

En eso que le estaba cantando al oído la canción, recibo un cachetadón y me dice: ‘Oye, viejo zorro, marica, ya leí tus mensajes en el wasap cuando te quedaste dormido, eres un maldito cochino, te fuiste a La Posada para revolcarte con esa mujerzuela’.

Yo le respondí: ‘Qué te pasa, mi amorcito, ya he cambiado y sería incapaz de engañarte’. De respuesta recibí un manotazo con sus uñas y me dijo: ‘Qué cínico que eres, tú nunca vas a cambiar, perro’. En eso me volteo y ¡fua!, me tiró un cachetdon que sonó en todo el Callao.

La miré, me retiré y dije ‘nunca más salgo con esta chama tóxica’. Mejor me olvido de esta mujer, ya no estoy para enfermas de los celos’”. Pucha, ese señor Pancholón es un cochino y sinvergüenza. Nunca va a cambiar. Va a terminar viejo y solo. Me voy, cuídense.

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