La Seño María

Pancholón en el sauna

Pancholón promete nunca más salir con ‘la chama tóxica’
'Pancholón', el abogado más tramposo del Lima, Callao y balnearios.

El Chato Matta llegó al restaurante por un cebichito de corvina con ají limo y un arrocito con mariscos y quesito rallado encima. Para la sed pidió una limonada con hierba buena heladita. “María, te cuento que el gran Pancholón me mandó un audio por ‘wasap’ para invitarme a su sauna privado.

‘Chatito, somos los que somos, ten cuidado con esa gente envidiosa y mala leche, se hacen pasar por tus amigos y después te clavan el puñal por la espalda. Son fuleros. Vente volando porque la cámara de vapor está buenaza. El chinito Richard le puso eucalipto, manzanilla, romero y casacaritas de naranja’.

Cuando nos encontramos me contó: ‘Chatito, te cuento que bajé embalado a la barra del ‘Pelao’ Kike, el point de los amigos, en San Miguel, a seguir celebrando mi divorcio. Allí me encontré con una batería brava, los abogados del Callao, peloteros y partidores.

Me vieron un arañón en la cara y todos me pusieron al centro.’ ‘Causas, entré en demencia, es que me fui con mi chamita, la abogada tóxica, a celebrar que mi DNI electrónico dice divorciado, y estábamos bailando pegaditos la canción ‘Manos de tijera’, de Jeinson Manuel, que la esta rompiendo en las radios’.

‘Le dije al cielo que te fuiste y empezó a llorar/ seguro se acordó del día en que te conocí/ tú con el pelo suelto y yo con esas ganas de hacerte reír/ buscando mil maneras pa’ no ser de nuevo eso que siempre fui/ y ya no quiero ser./ Me duele cada vez que me acuerdo de tus besos/ me duele porque el tiempo va de ida/ y va sin ruta de regreso./ El día que le borraste a mi contacto el corazón/ ese día me borraste el corazón./ Y si pudiera hacer algo diferente/ lo habría hecho todo diferente/ tú y yo teníamos un propósito/ nada de esto fue a propósito./ No es secreto/ perdóname por no decirte que no soy perfecto/ y ahora que estás sola/ dime si me echas de menos, tan solo un poquito/ quiero saber si te duele lo mismo que a mí/ que a mí./ No es secreto/ perdóname por no mostrarte todos mis defectos/ ahora que estás sola/ dime si me echas de menos, tan solo un poquito/ quiero saber si te duele lo mismo que a mí/ porque yo no puedo respirar/ sin ti....’.

‘En eso que le estaba cantando al oído la canción recibo un cachetadón y me dice: ‘Oye, viejo zorro, marica, esa canción la he visto y escuchado en sus estados a mi examiga, esa traidora que te presenté y te la levantaste’.

Yo le respondí: ‘Qué te pasa, mi amorcito, ya he cambiado y sería incapaz de meterme con tus amigas’. De respuesta recibí un manotazo con sus uñas y me dijo: ‘Qué cínico que eres, tú nunca vas a cambiar, maldito’. En eso me volteo y ¡fua!, me arañó la cara. La miré y me retiré, y dije nunca más salgo con esta chama tóxica.

Mejor me olvido de esta mujer y alisto mis maletas para ir a Miami, necesito alejarme de las locas, no seas malo, papapaaaa’”. Pucha, ese señor Pancholón es un cochino y sinvergüenza. Nunca va a cambiar. Me voy, cuídense.

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