Mi amigo Gary llegó por su seco de cabrito a la norteña con frejoles y su jarrita de chicha morada fresquecita. “María, hay personas que lo primero que hacen al levantarse es agarrar el teléfono celular para revisar las redes sociales, publicar algo y chatear. Luego, están con el aparatito en la mano durante el desayuno, camino al trabajo o la universidad, en el almuerzo y hasta en la cena. Incluso, muchos jóvenes y también adultos no lo sueltan ni cuando están en la cama, se distraen y luego no pueden conciliar el sueño.
Cada vez, más personas sufren adicción al celular. Si no lo tienen a la mano, ya sea por robo, pérdida o defectos en el equipo, sufren una sensación de ansiedad. Se trata de un síntoma obsesivo, un miedo irracional a estar sin el celular, que los psicólogos denominan nomofobia. Afirman que es la enfermedad del siglo y quienes la padecen se caracterizan por tener poca autoconfianza en sí mismos y baja autoestima, así como carencia de habilidades sociales y de resolución de conflictos.
Además de la sensación de ansiedad, los nomofóbicos pueden sufrir taquicardias, pensamientos obsesivos, dolor de cabeza y de estómago. La tecnología es buena para comunicarse y mantenerse informado, pero su abuso hace mucho daño.
El escritor Ernesto Sabato, hace décadas, escribió en ‘La resistencia’: ‘El estar monótonamente sentado frente a la televisión anestesia la sensibilidad, hace lerda la mente, perjudica el alma’. ¿Qué diría ahora del celular? Aquí te dejo algunos consejos para tus lectores.
Los padres deben dar el ejemplo. Es necesario que también dejen el celular por un momento y reduzcan las horas de su uso.
Apagar el teléfono o empezar a usarlo con moderación. Al final, la raíz del problema es el aparato, si empezamos a hacernos independientes de él, podremos disminuir el malestar.
Eliminar las notificaciones que te mantengan conectado.
1Alejar, guardar o apagar el celular mientras está concentrado en una tarea, estudiando, trabajando (dependiendo de qué tipo es) o conversando con otras personas.
Tener presente que lo que hay en internet es muy útil para informarse, pero no para adquirir conocimientos.
Grabar en la mente la idea de que si se está reunido con otras personas y se aprovecha la menor ocasión para ver el celular, es mala educación.
Si va a salir cerca de la casa, procure dejar el celular. Acostúmbrese a estar un momento sin el artefacto”. Tiene razón mi amigo Gary. Me voy, cuídense. María