Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un seco de cabrito norteño con frejoles y arrocito graneado. Para tomar pidió una jarrita de chicha morada heladita.
“María, tremenda la denuncia de la modelo Samantha Batallanos, quien acusó al boxeador Jonathan Maicelo de agredirla física y psicológicamente. La joven dijo que el jueves 7 de diciembre, el ahora empresario la golpeó brutalmente dentro de un taxi. El parte policial es contundente: ‘En circunstancias que la denunciante procedía a subir al taxi, a fin de ir a trabajar, Maicelo la cogió del brazo, la forcejeó y la subió al taxi, luego en el interior, la cogió del cabello hasta llevar al piso sin soltarla’. En el documento, la modelo señala que es la cuarta vez que es golpeada por su pareja y que tiene un video de las agresiones. Bueno, nada justifica la violencia venga de quien venga. Ahora las mujeres están más protegidas que nunca ante las agresiones.
Miren nomás el caso del cantante John Kelvin, que estuvo preso dos veces por golpear hasta desfigurar a la mamá de sus hijos, la cubana Dalia Durán. O lo que pasó con el intérprete de cumbia Ronny García, quien fue sentenciado a siete años de prisión por masacrar a la bailarina Lady Guillén. Ciertamente, creo que todos los agresores de mujeres son unos cobardes. Y después se justifican diciendo que estaban borrachos, que no sabían lo que hacían y hasta se hacen las víctimas. Felizmente hoy las leyes son más duras y los golpeadores son enviados derechito a la cárcel. Si ya no te gusta tu pareja, pues sepárate. Nada justifica golpearla o insultarla. Te vas y punto. Y voltea la página. Así te ahorras problemas y la posibilidad de irte a prisión.
Recuerda siempre que no estás sola. Tienes amigos, familia, al Estado”. Me voy, cuídense. No a la violencia contra mujeres.
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