La Seño María

Miguelito Barraza y Mendocha

Malcom Mendocha cuenta su encuentro con Miguelito ’Chato’ Barraza

Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un plato grande de sabrosa chanfainita, jugosita, con porción de arroz blanco graneadito, rocotito molido y para tomar pidió una jarrita de agua de cebada, al tiempo.

“María, llegó a la redacción elegantemente vestido, mi amigo, gran periodista y marketero ayacuchano, Malcom Mendocha y me dijo: Gary, conocí en la cumbre del éxito a Miguelito ’Chato’ Barraza, el pequeño gigante actor cómico, de incontables leyendas urbanas.

Luego de grabar su imperdible sketch Bruce Lee en ‘Risas y salsa’, entramos al restaurante frente al Canal 5 y rememoró: ‘El ‘negro lindo’ Augusto Ferrando vivía cerca de mi casa, en Magdalena. De palomilla subía a los postes como gorilita y contaba chistes junto a Pedrito Otiniano’. Enterado, un día el popular animador detuvo su carro y se lo llevó a ‘Trampolín a la Fama’.

En otra oportunidad, caminando por el jirón Quilca, sin tambalearse, compró un libro de César Vallejo y se llenó de nostalgia: ‘Mi tía Domitila me enseñó a leer’, dijo y recordó que que sorprendió a una señorita arrodillándose con poemas del alma.

Y abrazado con su compadre Alejandro Romero, el ‘gordo Casaretto’, en el mercado de Lince vio a un niño provinciano con la planta de los zapatos abierta y exclamó: ‘¡Aguanta, gordo, que los arregle nuestro zapatero!’. Y con dignidad recordó también sus días de canillita, siendo su papá un empleado bancario.

Pasando por la Plaza de Acho, agarró las rejas y contó sus faenas de torero, poniendo cara de Jerry Lewis (gran figura del mundo de la comedia).

En otro momento, en la peña miraflorina ‘La Palizada’, se unió al pianista Carlos ‘Gordo Postigo’ cantando ‘Idolatría’. Con los ojos llorosos evocó a su madre, Julita, maestra de piano.

Miguelito Barraza ha tenido romances agitados, pero amable con todas. Su monumental vedette esposa, Luchita Rivera, comprendió sus noches bohemias y, en sus años mozos, la rompió de rockero con el grupo ‘Flyers’, cautivando a las alumnas del colegio Sophianum. Pero ya no dice ¡Salud! Se conmueve reafirmando: ‘Por el apoyo, la palabra de mi hermana Cecilia es ley’. Pucha, el señor Malcom siempre con personajes, nos trae pasajes del ‘Chato’ Barraza, querido por muchos, cuestionado también por otros, pero indiscutible talento de la comicidad. Me voy, cuídense

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