Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por unas costillas a la barbecue servidas con papas fritas y ensalada. Para tomar pidió una jarrita de chicha morada. “María, quedan pocas horas para la llegada de la Navidad y miles de familias en todo el país alistan la cena de Nochebuena, los regalos al pie del árbol y las llamadas a los amigos y familiares.
A lo largo del día, hordas de hombres y mujeres abarrotaron Gamarra, Mesa Redonda y los centros comerciales en busca de los obsequios para los hijos, nietos o esposos. En los centros de trabajo los compañeros brindaron por la ocasión y porque no se verán en varios días. Solo pido que en estas fechas no hagan desbandes, se cuiden mucho y coman sano. Hay que salir de casa con cuidado, sin estar apurados y mirando para todos lados. Si tiene que ir a la calle, que sea por una razón poderosa.
Los asaltos están a la hora del día, y los atropellos también. Como el tránsito es un caos, lo mejor es que no deje sus quehaceres para la última hora. En estos días todos hemos recibido panetones de regalo o brindado con licor. Hay que parar la mano porque nuestro hígado está siendo bombardeado peor que en Ucrania. Está bien comer de todo, pero sin excederse.
Tampoco cometa la locura de endeudarse comprando los regalos hasta para el perrito con la tarjeta de crédito. Si no hay dinero, todos tienen que conformarse con algo modesto. A veces las deudas se tornan impagables y uno puede perder hasta la casa. Piénselo.
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