Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante para llevarse un chaufita de mariscos con cremas, rocotito y una chicha morada fría. “María, vi el video completo del terrible asesinato a sangre fría del joven comerciante venezolano Orlando Abreu, en un mercado de Trujillo, y me impactó.
El asesino llegó al puesto del joven donde comenzó a insultarlo y a apuntarle con un arma de fuego, mientras la víctima trataba de tranquilizarlo. La policía cree que se trata de una venganza, pues Abreu no aceptó pagarle los cinco soles de cupo que le exigía. ¡Increíble! Estas alimañas te asesinan por unas cuantas monedas.
El criminal, apodado ‘Caracortada’, es un conocido delincuente en Trujillo que ha estado en prisión más de una vez. Encima, tenía la desfachatez de hacerse pasar como predicador de la palabra de Dios y subía a los púlpitos a hablar de la Biblia y del amor al prójimo. Qué injusto es el destino. Abreu llegó al Perú escapando de la terrible crisis económica y la violencia en Venezuela, pero es asesinado en nuestro país.
Lo que más subleva a los trujillanos y venezolanos es que el cobarde homicidio fue perpetrado el 24 de enero, o sea hace tres semanas, y hasta el momento el tal ‘Caracortada’ sigue libre. ¿Qué hace la policía que no lo ha capturado? Todas las personas que conocieron a Abreu coinciden en que era un joven serio y trabajador. Que luchaba día a día de forma honrada, como tantos miles de sus compatriotas y de peruanos, por llevar un pan a su mesa.
Llegó a nuestro país hace dos años y comenzó como ambulante. Con sacrificio, juntó un dinerito y pudo comenzar a trabajar en un puesto de mercado. Ayudaba a sus padres que están en Venezuela, pero un maldito le quitó la vida por nada. A plena luz del día y delante de todos. Era como la crónica de una muerte anunciada. Nadie merece morir de esa forma y menos una persona decente.
Acá no importa si es peruano, venezolano, argentino o ruso. Todos merecemos vivir en paz, trabajar sin sobresaltos y estar seguros. Como Orlando Abreu, miles en nuestro país son víctimas de extorsionadores, asaltantes, secuestradores y otras alimañas.
Es importante que en todos los casos se haga justicia y especialmente en este por ser emblemático. Un criminal tan despiadado no puede seguir libre un minuto más, por justicia y porque es un gravísimo peligro para todos los ciudadanos, pues podría volver a matar sin ningún problema”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.