La Seño María

La dura vida en el penal de Lurigancho

El fotógrafo Gary afirma que los taitas son los que realmente manejan la cárcel y nadie puede oponerse.
​Penal de Lurigancho (Gec)

Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un espectacular lomo saltado con su arrocito blanco y papita frita. Para tomar pidió una limonada frozen. “María, el domingo en la noche pude ver en los programas periodísticos el pabellón donde ha sido internado el animador . De haber dormido en hoteles cinco estrellas o comido en restaurantes cinco tenedores, ahora debe pasar la noche en una celda con tres reos más y comer de la paila como los demás internos.

En Estados Unidos, las autoridades convocan regularmente a escolares a los penales para que escuchen las historias de los presos, y sepan lo duro que es caer en prisión. De esa manera los preparan para que reflexionen dónde acabarán si se portan mal. Porque uno no debe cruzar la línea.

Vivir honradamente y haciendo plata trabajando es lo mejor que podemos hacer. La libertad es una de las cosas más preciadas del ser humano. Eso de moverse a donde quieras sin que nadie te lo impida no se puede perder jamás.

Según cuentan, en Lurigancho cada pabellón tiene dos delegados o taitas. Estos les solicitan, apenas llegan, dos mil soles al interno nuevo por un colchón y un espacio donde dormir. Para que puedan hacer el pago, les facilitan un celular o permiten que llamen a sus familiares desde los teléfonos públicos ubicados en el penal a fin de que hagan el depósito a una cuenta. También lo pueden yapear o plinear. Es que los taitas son los que realmente manejan la cárcel y nadie puede oponerse.

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