Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un espectacular locro de zapallo, arrocito blanco y un bistec montado. Para tomar pidió una jarrita de naranjada friecita. “María, las redes sociales explotaron por el video en el que el actor Julián Zucchi aparece ebrio y llorando al hablar de sus hijos y la situación de su madre, Yiddá Eslava, de quien se separó el año pasado.
En las imágenes, el argentino se lamenta de que le pagaron ‘muy mal’, en clara alusión a Yiddá, con quien está enfrascado en una disputa legal por una supuesta infidelidad. Asimismo, se queja de que es injusto que lo critiquen, cuando él es ‘un gran papá’. Hasta el año pasado, Julián y Yiddá, quienes se conocieron en el reality ‘Combate’, eran la pareja perfecta. Tenían una productora con la que hicieron algunas películas y procrearon dos hijos.
Pero como en la película ‘La guerra de los Roses’, de pronto decidieron divorciarse y luego de algunos meses en que aparecían juntos y decían amarse pese a la separación, se produjeron las peleas. Ella lo acusó de serle infiel y hasta le prohibió la entrada a la empresa que tienen juntos. El argentino tuvo que irse del Perú, pues el escándalo lo privó de trabajo. Los que más sufren son los hijos, que nada tienen que ver con el problema de los papás. Yiddá y Julián tienen que parar esto. Lo que tengan que decirse deben hacerlo en cuatro paredes. Nada más. Qué es eso de ventilar sus cosas para vergüenza de sus hijitos. Por eso:
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