Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por una chuletita frita con arroz y ensalada rusa. Para tomar pidió una jarrita con jugo de maracuyá. “María, terrible lo que le pasó a la joven Lucero Trujillo, hija del propietario de un frigorífico en Comas, quien fue secuestrada por una banda de hampones cuando se hallaba en la puerta del negocio. Horas después la Policía ubicó la camioneta en la que se la llevaron.
Hace unas semanas, en Trujillo, integrantes de la organización criminal ‘Los Pulpos’, disfrazados de policías, secuestraron a un empresario y prestamista para exigir 200 mil dólares de rescate a los parientes. Luego de once días fue liberado, pero con huellas de una salvaje tortura: le habían cercenado tres dedos, una oreja y quemado la cara. El secuestro es la modalidad que ahora vienen usando las bandas, a la par que la extorsión la trata de blancas y el sicariato para obtener grandes ganancias, ante la inacción del gobierno de Dina Boluarte.
La única respuesta del régimen ante esta vorágine de delitos es crear tres nuevas unidades policiales, pero desmantelando a otras y sin siquiera darles presupuesto y logística. Esta inestabilidad e inseguridad es uno de los factores también de la crisis económica que pasamos. ¿Qué emprendedor se va a atrever a invertir su dinero, si de inmediato va a ser extorsionado por venezolanos o delincuentes peruanos que no dudan en matarlo o arrojar explosivos a su casa?
A estas alturas ya debe haber un cambio de ministro del Interior, porque el actual ha demostrado poca eficiencia y hasta lenidad. Que llamen a los expertos, a los más calificados. Por eso me da cólera que Dina Boluarte haya dicho en Estados Unidos que el Perú vive en calma. ¿En dónde vive la presidenta? ¿En Narnia? Todos los días matan a alguien, secuestran, extorsionan y asaltan, y ‘¿vivimos en paz?’. Ningún peruano vive tranquilo en estos días, salvo la mandataria que tiene decenas de guardaespaldas que la protegen. Tampoco los congresistas y ministros, que viajan en carros blindados con un policía motorizado que les abre camino a donde van.
El pueblo es el que sufre todos los días cuando sale de casa y no sabe si será asaltado en el camino o baleado para robarle su celular. Apliquen la inteligencia en la labor policial, así como se hizo cuando se atrapó a esa rata maloliente de Abimael Guzmán y su cúpula del terror. Pero antes dénles más recursos a los efectivos, no solo dinero, sino también armas, vehículos y aparatos tecnológicos. Congresistas y presidenta Boluarte, déjense de viajecitos. Y los ministros de contratar coffee breaks y almorzar con plata de todos los peruanos en restaurantes caros. Gasten de la suya y dejen el dinero para combatir al hampa”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.
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