Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un arroz a la jardinera con un adobo de chancho, sarsa criolla y rocotito molido. Para tomar pidió una jarrita de naranjada. “María, los raqueteros, marcas, sicarios, extorsionadores y estafadores del ‘gota a gota’ han emprendido una guerra sin cuartel contra el país. Todos los días los peruanos nos enteramos de las innumerables fechorías de estos malvivientes, que ahora no solo atacan a hombres, sino también a mujeres, ancianos y ¡niños!
El viernes, un menor de edad, de apenas 16 años, fue asesinado de un balazo por resistirse al robo de su celular en un bus de transporte público, en San Martín de Porres. Según los testigos, dos delincuentes se hicieron pasar por pasajeros para abordar la unidad. El menor se negó a entregar su equipo móvil y por eso los hampones, de nacionalidad venezolana, lo mataron.
Hemos entrado en una espiral de violencia que no conocíamos y que creíamos que solo pasaba en Colombia o México. Los choferes ya no saben qué hacer para proteger sus carros del robo. Les ponen GPS, pero los hampones se consiguen bloqueadores de señal. Enrejan sus casas y los ladrones llegan con soldadura autógena. Si tienes plata en el banco y no quieres ir a las agencias, entonces usas los aplicativos. Pero los ladrones ya están empezando a ingresar a las cuentas y llevarse todo lo que tienes. Con los celulares que pierdes pueden acceder a tus cuentas y pedir un préstamo. También sacar una tarjeta de crédito y comprar miles de cosas. O sea, siempre están un paso adelante. Por eso debemos protegernos más y exigir mano dura a las autoridades. El Congreso debe dar leyes para que eviten que los jueces o fiscales liberen a los maleantes. Esos deben estar presos muchos años.
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