
Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un pescadito frito con papas doradas, arrocito graneado, ensalada de cebolla y tomate, rocotito y, para la sed, una limonada frozen. “María, es triste ver lo que está ocurriendo en el norte del país, donde el ciclón Yaku está provocando lluvias intensas que inundan pueblos y aumentan el caudal de los ríos a tal extremo que se salen de su cauce y arrasan con todo a su paso. Muchos peruanos lo están perdiendo todo: casas, artefactos del hogar, ropas, autos, mototaxis, mercaderías, sembríos.
Veía a una señora llorando en Piura porque todo lo que había cultivado en su chacra se lo llevó el agua. Pero las lluvias intensas y las inundaciones ocurren en el Perú cada cierto tiempo. Es decir, no es una sorpresa ni nada raro lo que está pasando en estos momentos. Entonces, por qué no estamos mejor preparados. Por qué las calles de esas ciudades, como Piura, con riesgo de inundaciones, no tienen drenajes que impidan que todo se llene de agua.
Por qué no se hacen trabajos de descolmatación y agrandamiento del cauce de los ríos para que el agua no se salga. Por qué los colegios son tan mal hechos que se derrumban con solo una lluvia de regular intensidad. Por qué se deja a las personas construir en la misma orilla de los ríos, por qué los puentes no son hechos pensando en las crecidas de los ríos, o simplemente por qué no se terminan de hacer. Ayer veía en televisión cómo un camión volcó al intentar cruzar una quebrada en Pucallpa.
En el mismo lugar donde la construcción de un puente permanece suspendida por largo tiempo por falta de materiales. El conductor y su copiloto se salvaron de milagro, pues fácilmente pudieron haber muerto. La conclusión es sencilla. Mucho de lo malo que está pasando en las regiones se debe a la corrupción de las autoridades locales, como alcaldes o gobernadores, que solo piensan en robar y nada les importa el bienestar de la gente que los eligió. Mientras siga la corrupción, siempre estaremos mal. Por eso:
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