Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un pescadito frito con arroz, ensalada y yuca sancochada. Para tomar pidió una jarrita de naranjada. “María, desde hace décadas los expertos en geopolítica señalaban que en el futuro las guerras ya no serían por petróleo, tierras o recursos minerales, sino por agua. Efectivamente, ante el aumento de la población en todo el mundo (ya somos 10 mil millones), este recurso es el que más escasea.
El panorama se vuelve más sombrío cuando llegan las sequías, como está pasando en estos momentos en la sierra. Hace unos días se reveló que el lago Titicaca, el más grande del Perú y Bolivia, disminuyó su capacidad a niveles históricos debido a la falta de lluvias. Según los conocedores, tiene 25 centímetros menos desde el año pasado.
El lunes, Sedapal advirtió que si no hay lluvias en las partes altas de Lima no se podrá abastecer a las reservas y ello podría generar una falta del elemento en la ciudad. Héctor Piscoya, presidente del directorio de esa empresa, solicitó a los vecinos iniciar el ahorro de agua potable en sus viviendas, debido a que la capital afronta un ‘estrés hídrico’ por la falta de lluvias.
En muchas partes del planeta están sintiendo el rigor del clima. Los agricultores también están preocupados. Y luego los que pagaremos las consecuencias somos los que vivimos en la ciudad, pues los precios de los alimentos se irán a las nubes. Ahorita nomás la cebolla y el limón están a 10 soles el kilo. Una barbaridad. Las amas de casa están cabezonas. Ya no saben cómo estirar el presupuesto para alimentos de los niños. Pero igual de importante es el agua. Sin agua no hay vida.
Desde ahora debemos empezar a ahorrar o reciclar. El agua de lavar los servicios puede irse al jardín. Y el agua de la ropa se puede ir fácilmente al inodoro. También debemos tomar duchas cortas, de no más de 5 minutos, y usar un vaso con agua para lavarnos los dientes.
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