El fotógrafo Gary llegó al restaurante por una sabrosa papita a la huancaína, un arroz con pollo, presa grande, ajicito molido y su jarrita de agua de cocona. “María, hay seres humanos que actúan peor que fieras salvajes y no tienen perdón de Dios. Es el caso de los violadores, esos malditos que abusan de mujeres y de indefensos niños. Cuando ocurre una violación nos imaginamos a un fumón, un delincuente común o un desquiciado mental como autor del delito. Es difícil creer que el director de un colegio, un profesor que ha pasado por la universidad, con estudios de posgrado y experiencia en el magisterio, haya sido capaz de semejante aberración. Pero eso ocurrió en Chincha, donde Pablo Martín Machado Huayanca (54), director de un colegio de inicial, ultrajó sexualmente a una alumnita de tres años. El Poder Judicial ya ordenó su detención, el Ministerio del Interior lo ha incluido en el programa de recompensas y ofrece 20 mil soles a quien permita capturarlo. Cuando el caso aún estaba en investigación, el degenerado director cambió de look, se cortó el cabello chiquito y se rasuró los ralos bigotes que se había dejado crecer para que no lo reconozcan. Los padres de familia lo están buscando por todo Chincha y la policía ha repartido su foto en las comisarías y puestos de control de las carreteras. En realidad, ya antes han ocurrido muchos otros casos de violaciones a manos de profesores, varios de los cuales están presos. El año pasado, a raíz del caso de una colegiala que quedó embarazada luego de ser violada por sus maestros, el entonces ministro Idel Vexler anunció drásticas sanciones, pero las violaciones se siguen dando. Incluso hay profesores que fueron reasignados a áreas administrativas para que el caso se enfríe y todo quede en nada. Indignante.
La situación debe alarmarnos. Hace unas semanas, Ojo Público informó que más de 3 mil violadores han sido enviados a prisión. Uno de los casos más sonados es el de César Augusto Alva Mendoza (37), el ‘Monstruo de la bicicleta’, quien ultrajó y asesinó a la niña Jimenita cuando salió de sus clases vacacionales en la comisaría de Canto Rey. Estos casos confirman que los violadores pueden estar hasta en un colegio o puesto policial. Por eso los padres de familia deben cuidar a sus hijos en todos los lugares por donde vayan, hasta en sus propios hogares. La mayoría de los violadores vive cerca del entorno de sus víctimas y a veces están hasta dentro de casa. Lo primero que deben hacer los padres es alertar a sus hijos, enseñarles que nadie puede tocarlos y que no deben ir con desconocidos a ningún lado. Luego, tomar ellos mismos las medidas para cuidar a sus hijos y protegerlos de los peligros que están al acecho”. Pucha, mi amigo Gary tiene razón. Para mí, un violador de niños merece la pena de muerte. Me voy, cuídense.