Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un bistec encebollado con arroz graneado, papa sancochada y rocotito molido. Para tomar pidió una jarrita de limonada. “María, a pocas horas de Halloween, es una locura cómo los papás se esmeran por comprar disfraces y otros implementos a sus hijos para que festejen ese día con sus amigos. Hay máscaras, réplicas de armas, silbatos y hasta maquillaje.
En Mesa Redonda y el Mercado Central hay un hervidero de gente buscando el objeto más preciado. Los niños y adolescentes ya sueñan con ese momento mágico al lado de su collera, participando en fiestecitas o solo saliendo a pedir dulces a las casas de su barrio. Pero ojo, hay que tener mucho cuidado porque algunos de estos objetos tienen plomo u otros elementos nocivos para el ser humano.
Pueden causar no solo problemas a la piel, sino que los menores se pueden intoxicar si ingieren partes de las máscaras y otros implementos de plástico. Sabemos que las pinturas que se usan en estos juguetes baratos son altamente tóxicas y para eso deben estar alertas también las autoridades. Pero este no es el único peligro, pues también están los pervertidos que andan al acecho de los chicos.
Por ello, es necesario que los padres de familia vigilen a sus hijos, sobre todo a los más pequeños, y no los dejen solos si van a ir a pedir dulces a las casas de los vecinos. Lo mismo si van a ir a alguna fiesta. Hay numerosos riesgos para los menores en estos tiempos y es obligación de los padres proteger a sus hijos. Se pueden cometer muchos errores, pero no el de ser confiados. Algunos consejos para estas fechas:
Contenido GEC