Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un sudadito de mero con camotito sancochado, arrocito graneado, rocotito molido y, para tomar, una jarra de chicha morada heladita. “María, vengo conmocionado, triste y furioso a la vez por el caso de la niña que se cayó del cuarto piso de su colegio, harta del bullying que le hacían sus propios compañeros de aula. Ahora la menor está en estado grave en UCI del hospital Guillermo Almenara.
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Según su padre, la escolar dejó una carta donde señalaba las burlas de las que era objeto todos los días por su peso y el peinado que llevaba. El martes, la niña de 12 años pidió permiso para ir al baño, subió a la azotea de su colegio en Salamanca, distrito de Ate, y se habría lanzado al vacío. Nadie se percató de nada hasta que un vecino tocó la puerta del plantel para decirles a los encargados que una colegiala estaba tirada en el suelo. Indignante desde todo punto de vista. Me imagino todo el sufrimiento de esa criatura soportando las burlas de sus propios compañeros y el ataque feroz a su autoestima.
Me indigna que los profesores y auxiliares de ese colegio no hayan hecho nada por la escolar. Se deduce de todo esto que no tenían protocolos para evitar una situación así. Lo otro es el comportamiento de esos muchachos, esas ganas de hacer daño, escarnio de alguien que no les hace nada. ¿Cómo son formados en sus casas? ¿Qué consumen en medios o en la calle para tener una actitud así con un prójimo? ¿Será el largo confinamiento por el coronavirus que ha provocado una alteración en la psicología de los muchachos? Eso hay que preguntarse.
Yo pediría a los papás que conversen mucho con sus hijos, que les cuenten si son agredidos, mirarles a la cara y descubrir si la pasan mal, acudir al colegio para averiguar ante un mínimo indicio de agresión. Y actuar de manera inmediata. Lógicamente esa niña no era feliz al ir al colegio. Debía de ser una tortura soportar a esos malcriados y no tener una ayuda. Por eso, si tu hijo o hija es objeto de bullying, sigue estos consejos:
- Enseña a tus hijos a denunciar el acoso, a los profesores y los padres. Que no se queden callados.
- Hay que exigir a los profesores estar atentos a cualquier señal de acoso. No solo deben dedicarse a impartir cursos. El bullying se produce no solo en las aulas, también en el pasillo, en el patio o en el baño.
- Los maestros deben ser empáticos y escuchar pacientemente si un alumno se acerca para decir que es acosado. No le des la espalda y actúa de inmediato.
- Los papás deben tener mejor comunicación con los hijos. Una charla de quince minutos con tu hijo en el almuerzo, desayuno o cena sobre cómo le va en el colegio no te hace perder el tiempo.
- Enséñales a tus hijos a respetar al otro. Desde muy chiquitos debes aconsejarlos a no dañar a nadie ni con la palabra”. Muy bien, Gary. Me voy, cuídense.