Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un arroz con pato, acompañado de su papa a la huancaína y sarsa criolla. Para tomar pidió una jarrita de cebadita tibia. “María, la noche del miércoles un valeroso agente del Grupo Terna de la Policía acribilló a dos pistoleros que intentaron asaltarlo a él y a su esposa embarazada en un falso colectivo, a la altura del puente Benavides, en Surco. El chofer murió de un tiro en la cabeza y el otro, identificado como Eudis Manuel Briceño Hurtado, quedó herido y se recupera en un hospital. Luego de las primeras investigaciones, se supo que este había sido detenido por la Policía hace solo 14 días, por un atraco similar, pero extrañamente una fiscal, Deysi Patricia Valdivia Alarcón, lo liberó a las pocas horas y por eso, apenas tocó la calle, se puso a delinquir de nuevo.
Indignante por donde se le mire. Más aún porque en estos momentos el agente continúa detenido hasta que se aclare el tema. ¿Por qué las leyes penales favorecen a los delincuentes y castigan a los efectivos del orden? Esa es la gran pregunta que se hacen los millones de ciudadanos peruanos que sufren todos los días de extorsiones, robos, asaltos, secuestros, violaciones y estafas. Algo tiene que cambiar en este país para que empecemos a ganarle la batalla al hampa organizada.
Por lo pronto, cambiar las leyes benignas para con los delincuentes. Y proteger más a nuestra Policía. Es un mal precedente que le pase esto al efectivo que con gran valor se defendió de un atraco y acribilló a dos hampones. Menos mal, esta vez el ministro del Interior, Juan José Santiváñez, fue oportuno y en declaraciones a la prensa ha señalado que su despacho defenderá al agente involucrado. La ciudadanía entera debe salir a reclamar por estas cosas y exigir al Congreso que se cambien las normas. Necesitamos una Policía empoderada y con toda la energía para combatir a los malos elementos. Dejémonos de mano blanda, porque eso favorece a los malos y no soluciona nada”. Buenas palabras de Gary. Me voy, cuídense.
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