Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por unos tallarines rojos con tuco, papa a la huancaína y, para tomar, una jarrita de juguito de papaya heladito. “María, la delincuencia está en todo lugar y ahora extorsionan a humildes vendedores minoristas, como en la zona de Caquetá. Felizmente, el miércoles la Policía efectuó un gran operativo y capturó a cinco integrantes de la banda ‘Los Inter Injertos’, que cobraba dos soles diarios a más de 300 comerciantes de la cuadra uno de la avenida Zarumilla bajo amenazas de muerte. Hace unos meses habían asesinado a vigilantes que se les oponían a sus propósitos. Los investigadores tuvieron que mimetizarse como clientes para identificarlos. Solo de esa manera pudieron intervenir a los maleantes, dos peruanos y tres venezolanos, quienes en el cuarto que alquilaban guardaban un arma retrocarga, cinco cuchillos, dos cacerinas, balas, libretas donde anotaban a quienes pagaban el cupo y cascos de motociclistas.
Por ahora, los vendedores están tranquilos. Igual tienen que cuidarse y denunciar estas extorsiones apenas aparecen. La Policía también debe trabajar más para capturar a estos malvivientes y los jueces recluirlos por muchos años en la cárcel. No es posible que le quiten el dinero que con tanto esfuerzo y sacrificio logran los vendedores y en general la población. Es que no solo extorsionan a comerciantes, también a bodegueros, albañiles, choferes de mototaxis, taxistas y encargados de las obras de construcción. Ya basta con esto.
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