Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por una milanesa de pollo con arrocito graneado, papas fritas y ensalada fresca. Para tomar, una jarrita de chicha morada heladita. “María, ayer un efectivo de la Policía, adscrito a la unidad de seguridad de bancos ‘Águila Negra’, disparó y mató a un delincuente que lo asaltó y, en lugar de felicitarlo, una fiscal guerreó para que, como primera medida, sea encerrado en un calabozo.
Finalmente, ante la fuerte defensa de los mismos policías, se le dejó en libertad. Los hechos sucedieron así: El agente, que está de vacaciones y vestía de civil, salió de su casa en San Martín de Porres a las 6 de la mañana. Cuando caminaba dos sujetos en una motocicleta lo interceptaron para robarle. Un venezolano bajó con un arma de fuego en la mano y el agente, al ver su vida en peligro, disparó. El sujeto cayó herido mortalmente y su cómplice huyó en la moto, dijo el comandante PNP Luigi Villafuerte, del Escuadrón de Emergencias.
Agregó que el policía tuvo una actuación dentro del marco legal jurídico en legítima defensa al ser amenazado por el presunto delincuente con un arma de fuego, que luego se descubrió era una imitación. Toda muerte debe ser investigada, pero eso no quiere decir que un policía que abatió a un delincuente en el marco de la ley deba irse preso mientras se esclarecen todos los detalles. No se debe permitir que un policía que se defiende de criminales corra el riesgo de terminar en la cárcel.
¿Que mejor no disparen? ¿Que se dejen asaltar o matar? En junio, el entonces ministro del Interior dijo que la propuesta del congresista Jorge Montoya, que permite abatir a delincuentes, tiene que analizarse en profundidad. ¿Qué se tiene que analizar? Los policías están defendiendo a la sociedad. Y parece ser que algunos en realidad defienden al hampa.
La norma del legislador explica que un delincuente, en un contexto de un evento criminal, que actúe provisto de un arma de fuego u otro elemento de grave peligrosidad, se convierte en agente provocador de riesgo de vida de los policías, y que debe asumir las consecuencias que genera su propia conducta, por lo que la PNP se encontrará autorizada para el uso de la fuerza letal.
Esto elimina el llamado ‘principio de proporcionalidad’, que señalaba lo siguiente: para que un policía dispare a un delincuente, este también debería tener un arma de fuego. Si lo amenazaba con un machete, motosierra o hacha, no podía tocarlo. Increíbles las leyes de nuestro país. Hay gente que vive en un mundo irreal, donde ‘los delincuentes son las víctimas de los policías malos y abusivos’. Esos son los que buscan impedir a la sociedad defenderse de los maleantes, asesinos, secuestradores y extorsionadores. ¡Hasta cuándo!”. Gary tiene razón. Qué feo lo que está pasando en el país. Me voy, cuídense.
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