Este Búho se emociona cada vez que aparece una nueva película de Quentin Tarantino. Muchas de ellas las vi en el cine Alcázar. En 1994 se estrenaba la cinta ‘Pulp Fiction’ y, en esa sala media vacía, se encontraban algunos críticos como los amigos Luchito Alayza, Kiko Silva Orrego y el recordado Raúl Lizarzaburu.
Esta vez nuevamente Quentin Tarantino convocó a sus hinchas peruanos a ver su última travesura ‘The hateful eight’ (Los ocho más odiados), 2015. El director oriundo de Knoxville, Tennessee, nos presenta su particular punto de vista de la historia norteamericana. Si en ‘Django Unchained’ (2012) presentaba el cruel sistema esclavista anterior a la Guerra Civil entre el norte unionista y el sur confederado, en ‘Los ocho …’ el director nos coloca en una nación unificada tras ríos de sangre, luego de la victoria de la Unión y el aplastamiento de la Confederación sureña.
Pero en las montañas de Wyoming, los ecos de la violencia siguen tan estentóreos y la ley de los Estados Unidos no llega, solo la dictan tanto los revólveres de los asesinos, que pululaban en esos pueblos abandonados por Dios, como la ‘justicia’ de los cazarrecompensas, tipo el ‘Mayor Marquis Warren’ (Samuel L. Jackson) un militar unionista, dedicado a cazar malhechores, pero quien se jacta de haber servido al ejército del Sur e incluso lleva una carta escrita de puño y letra del mismísimo presidente Abraham Lincoln.
Warren carga con dos cadáveres camino al pueblo de Red Rock y se cruza con otro mítico cazavillanos, John Ruth (Kurt Russell), quien lleva a una temible fugitiva, Daisy Domergue (increíble transformación de la bella Jennifer Jason Leigh, como la doble de la ‘Chimoltrufia’ del ‘Chavo del 8’) hacia la horca. En el camino se cruzan con otro ‘pasajero’, el hijo de un renegado sureño que asegura ser el nuevo Sheriff del pueblo y les pide que lo lleven, de lo contrario no les dará la recompensa que reclaman.
A diferencia de los ‘spaghetti western’, del venerado Sergio Leone, donde los vaqueros atravesaban peligros como un ataque de los ‘apaches’ en los ‘spaghetti’ de Tarantino, los pistoleros se enfrentan a terribles tormentas de nieve y se dan el lujo de enfrascarse en discusiones políticas e históricas antes de agarrarse a balazos. En una cabaña se unen un mexicano (Demian Bichir,) un asesino inglés (Tim Roth), un vaquero (Michael Madsen) y hasta un general confederado (Bruce Dern). No hay praderas, colinas con rayos del sol sofocantes. Todo lo contrario, una cabaña claustrofóbica es un ambiente imposible de soportar para tantos asesinos dispuestos a jalar el gatillo ante el menor zumbido de una mosca.
Dentro de todo, un thriller, hay un asesino entre los asesinos. Alguien intentó envenenar el café. Solo la maravillosa banda sonora parece celestial, ante tanto diablo. Claro, el responsable es el maravilloso Ennio Morricone, quien musicalizara los filmes de Sergio Leone, como ‘El bueno, el malo y el feo’, clásico de clásicos. Lo reconoce el propio Quentin Tarantino cuando en una entrevista señaló: ‘Me gusta presentar ciertos personajes al público, mostrando el lado más violento que tengan, el más deplorable.
En el cine hollywoodense si un personaje era el peor de los bastardos, siempre terminaba reformándose en los últimos quince minutos. Y yo odiaba eso…’. ‘Al principio cuando veía películas basadas en ‘Reservoir dogs’ o ‘Pulp fiction’, me parecía demasiado presumido pensar que me habían copiado. Yo solo fui uno de los primeros que tocó esa puerta. De la misma forma que Sergio Leone impulsó un género de películas de vaqueros, yo también generé cierta influencia con el estilo de historias sobre crímenes en el cine’.
Justamente Quentin Tarantino sostuvo que estaba decidido a revisar la historia norteamericana, la cual le parece tergiversada y maquillada, al estilo del ‘spaghetti western’. ‘Los ocho más odiados’ vuelve a presentarnos al gran Tarantino con esa extraordinaria pléyade de actores fetiches como Samuel L. Jackson, Tim Roth o Michael Madsen, estos últimos, inolvidables en la ópera prima del de Tennessee, ‘Reservoir dogs’. Apago el televisor.
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Este Búho se emociona cada vez que aparece una nueva película de Quentin Tarantino. Muchas de ellas las vi en el cine Alcázar. En 1994 se estrenaba la cinta ‘Pulp Fiction’ y, en esa sala media vacía, se encontraban algunos críticos como los amigos Luchito Alayza, Kiko Silva Orrego y el recordado Raúl Lizarzaburu.
Esta vez nuevamente Quentin Tarantino convocó a sus hinchas peruanos a ver su última travesura ‘The hateful eight’ (Los ocho más odiados), 2015. El director oriundo de Knoxville, Tennessee, nos presenta su particular punto de vista de la historia norteamericana. Si en ‘Django Unchained’ (2012) presentaba el cruel sistema esclavista anterior a la Guerra Civil entre el norte unionista y el sur confederado, en ‘Los ocho …’ el director nos coloca en una nación unificada tras ríos de sangre, luego de la victoria de la Unión y el aplastamiento de la Confederación sureña.
Pero en las montañas de Wyoming, los ecos de la violencia siguen tan estentóreos y la ley de los Estados Unidos no llega, solo la dictan tanto los revólveres de los asesinos, que pululaban en esos pueblos abandonados por Dios, como la ‘justicia’ de los cazarrecompensas, tipo el ‘Mayor Marquis Warren’ (Samuel L. Jackson) un militar unionista, dedicado a cazar malhechores, pero quien se jacta de haber servido al ejército del Sur e incluso lleva una carta escrita de puño y letra del mismísimo presidente Abraham Lincoln.
Warren carga con dos cadáveres camino al pueblo de Red Rock y se cruza con otro mítico cazavillanos, John Ruth (Kurt Russell), quien lleva a una temible fugitiva, Daisy Domergue (increíble transformación de la bella Jennifer Jason Leigh, como la doble de la ‘Chimoltrufia’ del ‘Chavo del 8’) hacia la horca. En el camino se cruzan con otro ‘pasajero’, el hijo de un renegado sureño que asegura ser el nuevo Sheriff del pueblo y les pide que lo lleven, de lo contrario no les dará la recompensa que reclaman.
A diferencia de los ‘spaghetti western’, del venerado Sergio Leone, donde los vaqueros atravesaban peligros como un ataque de los ‘apaches’ en los ‘spaghetti’ de Tarantino, los pistoleros se enfrentan a terribles tormentas de nieve y se dan el lujo de enfrascarse en discusiones políticas e históricas antes de agarrarse a balazos. En una cabaña se unen un mexicano (Demian Bichir,) un asesino inglés (Tim Roth), un vaquero (Michael Madsen) y hasta un general confederado (Bruce Dern). No hay praderas, colinas con rayos del sol sofocantes. Todo lo contrario, una cabaña claustrofóbica es un ambiente imposible de soportar para tantos asesinos dispuestos a jalar el gatillo ante el menor zumbido de una mosca.
Dentro de todo, un thriller, hay un asesino entre los asesinos. Alguien intentó envenenar el café. Solo la maravillosa banda sonora parece celestial, ante tanto diablo. Claro, el responsable es el maravilloso Ennio Morricone, quien musicalizara los filmes de Sergio Leone, como ‘El bueno, el malo y el feo’, clásico de clásicos. Lo reconoce el propio Quentin Tarantino cuando en una entrevista señaló: ‘Me gusta presentar ciertos personajes al público, mostrando el lado más violento que tengan, el más deplorable.
En el cine hollywoodense si un personaje era el peor de los bastardos, siempre terminaba reformándose en los últimos quince minutos. Y yo odiaba eso…’. ‘Al principio cuando veía películas basadas en ‘Reservoir dogs’ o ‘Pulp fiction’, me parecía demasiado presumido pensar que me habían copiado. Yo solo fui uno de los primeros que tocó esa puerta. De la misma forma que Sergio Leone impulsó un género de películas de vaqueros, yo también generé cierta influencia con el estilo de historias sobre crímenes en el cine’.
Justamente Quentin Tarantino sostuvo que estaba decidido a revisar la historia norteamericana, la cual le parece tergiversada y maquillada, al estilo del ‘spaghetti western’. ‘Los ocho más odiados’ vuelve a presentarnos al gran Tarantino con esa extraordinaria pléyade de actores fetiches como Samuel L. Jackson, Tim Roth o Michael Madsen, estos últimos, inolvidables en la ópera prima del de Tennessee, ‘Reservoir dogs’. Apago el televisor.
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