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Prince, el genio de la música

‘El Búho’ comenta la triste partida de Prince, icono musical de los años ochenta.
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Este Búho se demora para escribir sobre algo que le afecta. Muertes como las de Lou Reed o David Bowie. Si has convivido tantos años al lado de su música, influenciado por ella, sientes que se fueron tíos tan queridos, como ese que te comprendía mejor que tu propio padre. Con la desaparición de , a los cincuenta y siete años, puedo decir que se fue un hermano mayor. El ‘genio de Minneapolis’ fue el indiscutible rey musical de aquella época maravillosa de los ochenta. Madonna fue la reina mediática y Michael Jackson el monarca más carismático, vendedor y kingy (el mejor, virtuoso) de videos y conciertos.

Pero fue Prince quien revolucionó la década dotándola de propuestas versátiles tanto en lo musical, funky, R&B, guitarreos rockeros a lo Jimi Hendrix, todo arropado en un pop hipnótico, con letras, por épocas atrevidas, de índole sexual de los tiempos de ‘Prince and The Revolution’, aquel grupo mixto en género y en raza que vendiera 20 millones de copias con un álbum notable, ‘Purple rain’, homenaje justamente a Hendrix.

Prince obtuvo merecidamente el Oscar a la mejor banda sonora para la cinta homónima. Sus discos posteriores como solista incluirían otras temáticas, mesianismo, religión, mensajes positivos, hasta reflexivos de los cambios que se producían a finales de los ochenta, como en el extraordinario álbum doble ‘Sign o the times’ (1987), elegido por la prestigiosa revista española ‘Rock de Luxe’ como ‘el mejor álbum de la década’ y lo comparaba con el ‘álbum blanco’ de The Beatles.

Ahora, a una semana de su muerte, el ‘National Enquirer’ asegura que el astro murió de Sida, desechando la tesis del suicidio o sobredosis. Prince estaba entusiasmado, embarcado en una nueva gira, presentando un tour novedoso, titulado ‘Microphone and piano’. En ella, el genio se presentaría solo en teatros, para una audiencia selecta y tocaría tan solo acompañado por un piano de cola y un micro. La expectativa en Londres era tan grande que los boletos costaban 400 euros y en la reventa 1,800. Entonces, el músico comenzó la gira en Estados Unidos. Todo lo planificaba desde su gigantesco palacio-estudio musical de ‘Paisley Park’. Un complejo al estilo de ‘Graceland’ de Elvis Presley.

Pero Prince comenzó a quejarse de una fuerte gripe que no se iba y lo obligó a cancelar dos presentaciones. Sin embargo, luego cantó en Atlanta. Al regreso, su avión privado se vio obligado a hacer un aterrizaje forzoso. El autor de ‘Kiss’ fue llevado de emergencia a un hospital donde permaneció siete horas y, al filtrarse la noticia a la prensa, el cantante de ‘Take me with U’ mandó un mensaje: ‘No se adelanten a los homenajes, todo está muy bien’. Pero al día siguiente la policía recibió el reporte de que un hombre se encontraba malherido en la residencia del artista.

Cuando llegaron, lo encontraron tirado en el ascensor de carga de su estudio. Intentaron darle auxilios respiratorios, pero el pequeño intérprete de un metro cincuenta y siete centímetros estaba muerto. Prince se atiborraba de un medicamento, Percocet, y por eso se pensó primero en un suicidio o en sobredosis. Según la publicación, debido a que era testigo de Jehová, el creador de ‘Lets go crazy’ se negó a someterse a una operación por implicar transfusiones de sangre. El Sida lo habría contraído en el 2000, pero recién se le habría manifestado con intensidad hace siete meses. Su vida se apagó, pero su música lo sobrevivirá por siempre.

Rompecorazones, fue amante de Madonna, con quien escribió su éxito ‘Love Song’. Kim Bassinger, Carmen Electra, Apollonia Kotero, Susanna Hoffs, de ‘The Bangles’, para quien escribió ‘Manic Monday’, bajo el seudónimo de ‘Christopher’, Sinéad O’Connor, a quien cedió su éxito ‘Nothing compares 2 U’. Como todo genio, fue un hombre difícil. Su desigual enfrentamiento contra la transnacional de la música, la Warner, lo llevó, a partir de los noventa, a crear su propio sello y buscar otros canales de distribución.

Su obsesión por controlar toda su producción lo llevó a una decisión fatal: Prohibir la difusión de su música en YouTube y otras redes sociales. Fueron años que privaron a los jóvenes de conocer la música de este gurú de los ochenta. Hasta el presidente de los Estados Unidos le dedicó unas sentidas líneas en su Twitter, que terminaban ‘hemos perdido a un ícono’. Escuché ‘Purple rain’ en los ochenta y me conmovía su sentido homenaje con el punteo de guitarra a Jimi Hendrix. Escucho nuevamente ese tema y siento que Prince se adelantó a su muerte y grabó su propio homenaje. Apago el televisor.

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