La Seño María

Pancholón y su vecinita

“Soy pecador desde los genes de mi viejito”, afirma Pancholón y pregunta ‘¿Alguna vez han visto a un tigre volverse vegetariano?’
TROME | Pancholón y la vecinita

El Chato Matta llegó al restaurante por una deliciosa leche de tigre y un arrocito con mariscos. Para calmar la sed pidió una jarrita con agua de cebada. “María, el gran Pancholón me timbró al celular eufórico. ‘Chatito, tú eres mi hermano, vente volando a la Caleta de Chucuito de mi hermano Gabriel, pero ten cuidado con los envidiosos y puñaleros’. Cuando llegué el abogado mujeriego comía un rico cebichito.

‘Chatito, ando full estresado de tanta chamba y mujeres que me persiguen, por eso me fui a relajar al restobar Valle Bendito, el point de moda en San Miguel, donde se presentó el cantante Andrés Grados a quien pedí que interprete la canción ‘He vuelto’, que en los años 80 hizo famosa Willie González.

El artista accedió de inmediato: ‘Partí, porque me rechazaste/ Partí, sin ordenar mi viaje/ Partí, con mi tristeza a cuestas/ Sin ti olvidé mi equipaje/ Partí, al verte en otros brazos/ Sentí que era un infierno sin ti/ Es porque aún te amo/ Partí, no daba crédito a aquello que vi/ Te vi y me engañé porque solo fue en vano/ He vuelto, después de tanto tiempo/ Detrás de muchos sueños gigantes, pequeños encima del amor/ Y te encuentro con la misma decisión de darte a otro/ Cuando piensas que el despecho es la venganza ideal/ He vuelto dispuesto a ser sincero/ Con la esperanza llena el chiste, la queja debajo del dolor/ Y me encuentro con la sensación de amarte siempre/ De amarte hoy como ayer/ Y más allá de la muerte/ He vuelto, después de tanto tiempo/ Pancholón, viejo zorro/ Detrás de muchos sueños gigantes pequeños encima del amoooor…’.

‘Uno no es de fierro -continuó Pancholón- y escuchar tremendo tema me trajo a la memoria recuerdos que me marcaron cuando yo vivía en San Martín de Porres. Allí había una hermosa vecinita que estaba a una cuadra de mi casa en la residencial.

Esa cuadra de diferencia era la frontera del distrito de San Martín con el Callao, pero ella todos los días a las 5 de la tarde pasaba por mi casa para ir a la panadería. Yo a esa hora salía para verla y saludarla con un movimiento de cara y ella hacía lo mismo. Nunca tuve nada con ella, pues yo tenía unos años más, estaba en la universidad estudiando Derecho y ella en el colegio. Por eso era muy respetuoso, porque era menor de edad.

De ahí me mudé de barrio y, cosas del destino, hace unas semanas me invitan a una reunión y la veo después de 35 años. No lo podía creer, la vi igualita. Estaba madurita pero hermosa. Ella me vio y se quedó sorprendida al mirarme, nos olvidamos de la fiesta y nos pusimos a bailar toda la noche, nos besamos y nació algo bonito. Ya hemos salido y pasó lo que tenía que pasar. Le tengo mucho aprecio, pero me voy a abrir, yo no puedo estar solo con una mujer.

Soy pecador desde los genes de mi viejito y no quiero hacerle daño. Lo malo es que ella dice que está enamorada de mí. No sé qué hacer. ¿Alguna vez han visto a un tigre volverse vegetariano?’”. Pucha, ese señor Pancholon es demasiado cochino y sinvergüenza. Va a terminar viejo y solo. Me voy, cuídense.

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