Este Búho es un eterno convencido que en política ‘nada es casual’. Hace poco más de una semana, de la nada, apareció un colectivo exigiendo el indulto a Alberto Fujimori y, en un acto audaz, convocaba a una marcha para el viernes 22 de este mes, en la Plaza San Martín, al mismo estilo de las que se organizaron por el ‘No a Keiko’. Los políticos más duchos, como el aprista Mauricio Mulder, señalaron que esos pedidos eran un ‘artificio’ de quienes pretendían ejercer ‘presión’ sobre el presidente electo Pedro Pablo Kuczynski.
Lo sospechoso era que los parlamentarios fujimoristas no se adherían a la movilización, Keiko Fujimori había volado a USA a pasar vacaciones y Kenji estaba que tomaba lecciones de oratoria intensiva y lectura veloz, para aprenderse la letra y articular coherentemente su discurso en la ceremonia de juramentación de los congresistas electos. Parecía que esta jugada la monitoreaba el mismísimo expresidente ‘enfermo y grave’ Alberto Fujimori con su abogado. Es así que llegó la segunda solicitud de indulto a mesa de partes del Ministerio de Justicia. Increíblemente, la ciudadanía se enteró por un ‘tuit’ del presidente del Consejo de Ministros, Pedro Cateriano. Todo estaba consumado.
Cuando estalló el escándalo, se dijo que el mismísimo mandatario Ollanta Humala le recomendó a su sucesor PPK que indultara a Alberto Fujimori y también le habría pedido que incluya a su hermano Antauro, como una forma de ‘reconciliar al país’ y que así su gobierno se evitaría un choque frontal con la mayoritaria bancada de Fuerza Popular, como se avizora. Pero el ‘gringo’ no es ‘un caído del palto’. Indultar a Fujimori le significaba perder a su único aliado firme en el Congreso, la bancada izquierdista del Frente Amplio. Si PPK indulta a Fujimori no solo le retiraban el posible apoyo a sus medidas de emergencia, sino que sacaban a las masas a las calles empezando a encender la pradera, azuzando los conflictos sociales que están en ‘stand by’.
Otra hipótesis, que ha tomado fuerza, es que sería el presidente Humala que está en sus facultades constitucionales quien otorgaría en tiempo récord el indulto a Alberto Fujimori por varias razones. Todos saben que la fibra más sensible en el mandatario tiene que ver con su esposa Nadine. Él, como expresidente, puede tener cierta ‘consideración’ por parte del Congreso, como la tuvo el Parlamento anterior con las investigaciones de la ‘Megacomisión’ que auscultaba a Alan García. Pero sobre Nadine, el Congreso, con mayoría de Fuerza Popular, se iba a volver un circo romano con ella como cristiana en la arena, esperando que se abran las rejas para que salten Reátegui, Chacón, Salaverry, Alcorta, Kenji y demás leones naranjas.
Otros creen que, ante una orden, perdón o pedido de Nadine, el presidente concedería el indulto, así se produzca un escándalo que achicharre su imagen, todo para inmolarse y salvar a ‘la jefa’. No hay que olvidar que Ulises Humala, públicamente, le ha pedido a su hermano que indulte a Antauro, así mata a dos pájaros de un tiro. Uno: se congracia con los fujimoristas, y dos: hace las paces con sus padres, que le hicieron la cruz por ‘olvidar’ a su hermano preso. En esta complicada partida de ajedrez, hay otros analistas que sostienen que Ollanta, al indultar a Alberto Fujimori, con quien habría sostenido alguna comunicación en estas horas desesperadas, le haría un gran favor a los ‘Albertistas’ con Kenji a la cabeza, porque dejaría sin piso a Keiko, la actual líder del partido, pues, en libertad, el ‘Chino’, el líder nato, tomaría las riendas del partido y sería quien prepare a su ‘delfín’ Kenji para las elecciones del 2021.
Analistas más escépticos creen que Humala carece de semejante visión política para dar ese arriesgado paso y que, sencillamente, preferiría irse a su casa sin pena ni gloria y sin ‘alborotar el gallinero’. Según la abogada Rosa María Palacios, cercana al premier Cateriano, si Humala indulta a Alberto Fujimori, el primer ministro renuncia en el acto y con él, todo su gabinete. Entonces, el presidente se quedaría sin ministro de Justicia que firme el indulto.
¿Impediría esto la jugada para liberar a Alberto Fujimori? No. El presidente tiene la potestad de nombrar solo a un ministro de Justicia y no a un nuevo gabinete, que podría ser hasta su mozo de Palacio, solo para que estampe su firma el 27 de julio y asunto arreglado. Sería un escándalo que dejaría a Ollanta en la ignominia y lo pondría en los ojos del mundo, pero recuerden que estamos en el Perú. Apago el televisor.
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