Carlos Monzón. (AFP)
Carlos Monzón. (AFP)

Este Búho asiste al tremendo problema que afronta el boxeador Jonathan Maicelo tras ser denunciado ante la Policía por su novia por agresión física y psicológica. Salvando abismales distancias, este columnista recuerda el trágico caso del mítico púgil argentino, campeón mundial de los pesos medios, Carlos Monzón, quien empezó golpeando a su primera esposa ‘Pelusa’ y a su última pareja, la modelo uruguaya Alicia Muñiz, la tiró de un balcón, matándola en el acto.

El apogeo y caída del boxeador, que murió trágicamente en un accidente automovilístico, se convirtió en una exitosa serie de Netflix: ‘Monzón’ (2019). Este columnista se emocionó cuando la vio porque desde niño fui fanático de los grandes boxeadores y no de los ‘chistosos’ a los que hoy llaman ‘campeones’ en el cable.

Fue uno de los grandes de todos los tiempos y la serie cuenta la historia de este extraordinario campeón, quien fuera monarca indiscutible de la categoría (1970-1977) y que se retiró con su título después de catorce exitosas defensas ante tremendos púgiles como José Ángel ‘Mantequilla’ Nápoles, Bennie Briscoe, el gran italiano Nino Benvenuti, a quien destrozó, arrebatándole el título en la mismísima Roma.

Recuerdo que sus dos últimas encarnizadas peleas las transmitieron en vivo y en directo desde Mónaco a todo el país en 1977, épicos combates contra el bravo colombiano Rodrigo ‘Rocky’ Valdez. El boxeador nació en un hogar muy humilde en la provincia de Santa Fe y sus padres tenían ascendencia de los indios mocovíes.

De allí su imagen de morocho latino de pelo lacio y negrísimo que le daba tanto jale con las damas europeas, continente donde realizó la mayoría de sus combates para defender su título y se convirtió en un verdadero ídolo, a tal punto que no solo ganaba millonarias bolsas boxeando, sino también como actor de cine, de publicidad, adonde llegó de la mano de su novia, la sensual actriz argentina Susana Giménez.

Carlos hizo íntima amistad con el célebre actor francés Alain Delon y su bellísima esposa Mireille Darc. Pero empezó de abajo, como albañil. A los veinte años tuvo un hijo, Carlos Alberto, y luego se casó con Mercedes García, ‘Pelusa’, cuando ella tenía 15 años, con quien tuvo tres retoños: Silvia, Abel y Carlos Raúl.

Cuando se hizo famoso se volvió mujeriego

Cuando se hizo famoso se volvió mujeriego y ‘Pelusa’ le armaba terribles escenas de celos en que el marido terminaba dándole alguna trompada, como ella confesaría después, cuando lo iba a visitar a la cárcel, porque nunca dejó de amarlo.

Una vez ella no aguantó las infidelidades y le disparó con una pistola, hiriéndolo en el brazo. Dejó a su familia porque perdió la cabeza por la actriz Susana Giménez, que hizo una película con él y durante la filmación las escenas eróticas duraban hasta después que el director gritaba ¡corten! Había nacido el fuego entre los dos.

Ella refinó al salvaje. Le enseñó a vestirse, a expresarse en público, a saber pedir y cenar en un gran restaurante. Este idilio duró cuatro años, que terminó con denuncias de maltrato físico por parte de la actriz, quien andaba con lentes oscuros por los moretones que le dejaba la pesada mano de Monzón, que era enfermo de los celos.

Siendo ya una consagrada conductora de televisión, Susana definió su relación con el campeón: ‘Fue lo mejor y lo peor que me pudo pasar en la vida’. En 1981, se comprometió con la modelo uruguaya Alicia Muñiz, con quien tuvo otro ‘cachorro’, Maximiliano. Se separó de Alicia en 1984, pero en febrero de 1988 estaban en plan de ‘amigos cariñosos’, cuando ambos regresaron a su casa ebrios a las cinco de la mañana de una noche de fiesta en el balneario de Mar del Plata y se produjo una de las tantas violentas peleas.

Esa vez la modelo fue lanzada del balcón del segundo piso al pavimento y falleció. Por ello, el campeón perdería su último combate y no en un ring, sino en un tribunal de justicia: el 3 de julio de 1989, lo condenaron a once años de prisión por el asesinato de la madre de su hijo.

Las feministas lo odiaron y protestaron por el benévolo fallo, pero el pueblo, como en el caso de OJ Simpson, creía en la inocencia del ídolo. Se salvó de una pena mucho mayor porque todavía no existía la pena por feminicidio, pero lo encontraron culpable y no creyeron que fue ‘un accidente’ como argumentó su defensa.

Monzón estaba por cumplir seis años de su condena aquel 8 de enero de 1995. Tenía permiso para trabajar como instructor en un gimnasio de su ciudad natal, Santa Fe, todos los días, con la condición de que llegara en la noche a dormir al penal. Estaba de regreso muy apurado por el horario, conduciendo a 140 kilómetros por hora, cuando se desbarrancó y el auto se estrelló tras dar siete vueltas de campana. Su muerte fue instantánea.

El campeón, según la crítica deportiva de su país, está entre los cinco mejores deportistas argentinos de todos los tiempos, junto al mítico corredor de autos Juan Manuel Fangio, Diego Armando Maradona, el tenista Guillermo Vilas y Lionel Messi. La vida del santafesino fue como una montaña rusa gigantesca con caídas estrepitosas y subidas de gloria. Una biografía llena de turbulencias, pasión, violencia, celos, derroche, despilfarro y tragedia. Apago el televisor.

MÁS INFORMACIÓN:


Contenido sugerido

Contenido GEC