Este Búho lee una noticia que no pasó desapercibida para quienes ya pintamos canas. Murió el actor Mark Goddard, quien caracterizó al personaje del mayor Don West en la entrañable serie de televisión ‘Perdidos en el espacio’ (‘Lost in Space’, 1965-1968). Falleció a los 87 años a causa de fibrosis pulmonar en Massachusetts. La serie constituyó un ‘boom’ sobre todo en Hispanoamérica, donde a las siete de la noche todos en el hogar, grandes y chicos, se sentaban frente a los tremendos televisores en blanco y negro para deslumbrarse con las aventuras de la familia Robinson.
El argumento era alucinante y se adelantó a la llegada del hombre a la Luna en 1969. En el ‘futurista’ año 1997, el planeta Tierra sufre una sobrepoblación y escasean los recursos naturales. El gobierno norteamericano descubre que hay un planeta que tiene buenas condiciones atmosféricas que orbita en la estrella Alfa Centauri y envía a una familia a que conviva cinco años en él para asegurar una futura colonización.
El científico John Robinson (Guy Williams, célebre por su papel como El Zorro), su esposa Maureen (June Lockhart) y sus hijos, la guapa veinteañera Judy (Marta Kristen), la adolescente Penny (Angela Cartwright) y el niño Will (entrañable Bill Mumy), y el Robot, dotado de luces y con un conocimiento enciclopédico infinito, con frases filosóficas y mucho humor, programado para velar siempre por los Robinson y el éxito de la misión.
Desde su interior, el actor Bob May se encargaba de accionar sus luces y sus movimientos de brazos de resortes. Sus frases más populares eran: “No es computable” y “¡peligro, Will Robinson, peligro!”. Pero estaban en épocas de la Guerra Fría, entre las superpotencias Estados Unidos capitalista y la Unión Soviética comunista. Ambas luchaban por ganar el espacio. Los europeos sacaron ventaja al enviar al espacio una perrita, Laika, a finales de los cincuenta. Y Yuri Gagarin fue el primer hombre en orbitar en el espacio en 1961.
Los norteamericanos solo en la ficción le sacaron ventaja, hasta que llegaron a la Luna con Neil Armstrong. El espía soviético, el doctor Zachary Smith (brillante Jonathan Harris), se cuela en la nave Júpiter II para sabotearla y huir, pero queda atrapado, y será uno más en la tripulación para bien y para mal, pues la nave pierde el rumbo y llegan a cualquier planeta menos a su destino.
Pese a que es un enemigo, el niño Will se encariña con el espía, que es cobarde y manipulador, y forman trío con un entrañable robot, al que el doctor Smith siempre dice: “Calla, montón de chatarra”. Ellos nos robaron el corazón y nos hicieron matar de risa.
La intención de su creador, el mítico productor Irwin Allen (responsable de ‘Viaje al fondo del mar’, ‘El túnel del tiempo’, ‘Tierra de gigantes’ y la película ‘La aventura del Poseidón’), era hacer un producto serio sobre viajes espaciales, así que se puso furioso cuando se proyectó el piloto ante los ejecutivos de la CBS y estos se partieron de risa con el indenoscriptible Dr. Smith y sus broncas con el mayor o el robot.
Un ejecutivo tuvo que hacerle entender que lo mejor que podía ocurrir era que la serie tuviera humor. Se dijo que el genial Groucho Marx, gran amigo de Allen, financió el piloto y su ingenio en el proyecto. El personaje de Smith, interpretado por Jonathan Harris, se añadió a última hora pero se convirtió, junto al niño Bill Mumy, en la gran estrella de la serie, algo que irritó a sus protagonistas, Guy Williams y June Lockhart.
Cada vez que la Júpiter II aterrizaba en algún planeta desconocido la diversión estaba asegurada. Lo mejor eran los extraterrestres. Cuando se trataba de seres monstruosos, como el cíclope o la criatura arbusto, su aparición producía más risa que miedo. Y si los alienígenas tenían aspecto humano, el vacilón aumentaba, era notable, como el episodio en que una alienígena se enamora locamente de Smith y este huía despavorido.
Estrellas como Warren Oates o Kurt Russell fueron algunos de los invitados a ‘Perdidos en el espacio’ en algún episodio de sus tres temporadas. La serie se canceló, entre otras razones, por los celos profesionales del galán Williams, quien nunca aceptó que las mejores frases del guion se las dieran a Smith y que, a medida que avanzaba la serie, él y su familia apenas tuvieran ocasiones para lucirse.
Mark Goddard, que interpretaba al piloto West, tampoco se sentía cómodo en su papel. Y June Lockhart seguramente echaba de menos sus días como madre de Tim en la famosa serie de la perrita Lassie. Sus protagonistas se enteraron por la prensa de la cancelación de la serie en el verano de 1968. Ni la película ‘Perdidos en el espacio’ (1998) ni el remake de la serie de Netflix del 2018 tuvieron ese ‘feeling’ que atrapó a millones de telespectadores en las hoy desaparecidas reuniones para ver en familia entrañables series de televisión. Apago el televisor.
Contenido GEC