Este Búho recuerda esa inolvidable imagen de la notable película ‘Network, poder que mata’ (1976) de Sidney Lumet, cuando el protagonista, un conductor de televisión (el gran Peter Finch) al que van a despedir por bajo rating, llama a la teleaudiencia a salir a las ventanas para protestar por la crisis económica, la codicia de las corporaciones y la violencia en las calles. Insta a gritar a los televidentes: ¡Estoy más que harto y no quiero seguir soportándolo más!
Como por arte de magia, de todos los rincones del país la gente sale a sus ventanas a gritar. El programa bate récords de rating. Así se siente la ciudadanía peruana ante la maldita criminalidad que cual bárbaro Atila azota al país.
¡Estoy más que harto y no quiero seguir soportándolo más!, gritan los trabajadores honrados ante los impunes ataques de la criminalidad organizada. El último fin de semana unos delincuentes armados irrumpen en el Terminal Terrestre formal de Yerbateros a las siete de la noche, tiran al piso a viajeros y les roban billeteras, celulares, equipajes y no se conmueven de los niños presentes.
Un cambista es reglado y en pleno jirón Ayacucho, en Surco, lo balean por la espalda para robarle veinte mil dólares. Una niña de 12 años es secuestrada cuando llega a casa del colegio en Comas. En Trujillo, una joven de 19 es asesinada de un tiro en la cabeza porque se resistió a que le arrebaten su celular. En Carabayllo intentan robar a balazos una moderna camioneta a un chofer que repele el ataque y un niño termina herido con siete disparos.
En el Callao hay una ‘escuela de sicarios’ de entre doce y quince años, donde uno de ellos ha asesinado a once personas, incluido el contador cuyo crimen se vio en un video de una cámara de seguridad. Una de las razones por las que crece la delincuencia es porque la Policía ha sido rebasada, aseguran los expertos.
Pero cómo van a poder combatir la delincuencia en las calles si el Ministerio del Interior tuvo que asignar en el feriado largo 1200 policías porque agitadores del castillismo y otras organizaciones extremistas organizaron una feroz ola de violencia en la Panamericana Sur, en la zona denominada Barrio Chino. Allí donde se han agrupado agitadores llegados de Ayacucho, Puno y Lima, para extorsionar y atacar a las empresas agroexportadoras que dan trabajo a los iqueños.
No es posible que la Policía, que debe estar combatiendo la criminalidad común, esté cuidando que estos violentistas ‘no tomen la carretera’ para desabastecer de productos a Lima, impedir el paso de ambulancias y transporte interprovincial.
Estos ‘ultras’ agredieron y mandaron al hospital a 18 policías y solo hubo tres detenidos y todavía los ‘tontos útiles’ del violentismo le reclaman a la Policía por despejar las pistas con artefactos disuasivos y hacer cumplir la ley. Solo faltaba leer en sus panfletos la palabra ‘pobrecitos’. Increíble.
Terroristas camuflados están jugando en pared con la delincuencia
Para este columnista, los terroristas camuflados están jugando en pared con la delincuencia común, y sus dirigentes, que están plenamente identificados, no pueden estar paseándose por allí como si nada, organizando más asonadas que son contrarias a la aspiración del pueblo, que no desea paros ni bloqueos y menos en estas épocas navideñas.
La delincuencia hace rato le está ganando la batalla a la ley. Para colmo, en el Ministerio Público, en vez de investigar y castigar a los criminales comunes, se dedican a pelearse, clavarse cuchillos, investigarse entre ellos por miserables cuotas de poder.
Mientras la Fiscalía de la Nación está en escombros, el Poder Judicial tira abajo la sacrificada labor de la Policía Nacional. La jueza de Pachacámac, Leny Zapata Andía, acaba de negar el pedido de prisión preventiva del fiscal y liberó a siete prontuariados venezolanos capturados junto a 21 de sus compinches en un búnker de Pachacámac, con armas de fuego, granadas de guerra y drogas.
Traidores en la lucha contra la criminalidad
El operativo incluyó hasta helicópteros y los propios detenidos declararon cuánto pagaron por las pistolas y las granadas, como consta en un video. La jueza los liberó y ordenó que comparezcan en el juzgado con libertad restringida. ¿Ustedes creen que se van a presentar voluntariamente? ¡Se van a fugar como otros que se han visto beneficiados con estos sospechosos fallos!
El coronel Víctor Revoredo, jefe de la brigada que investiga la criminalidad extranjera, bramó cuando le comunicaron ese inaudito fallo: “Existen los indicios razonables para la incriminación de esas personas (...) Todos nos estamos poniendo la roja y blanca, no creo, no creo, sería una traición, de haberse dado la medida”. Efectivamente, coronel, hay traidores en esta lucha contra la maldita criminalidad. Apago el televisor.