Este Búho no deja de sorprenderse por el cambio que experimentó el mandatario Ollanta Humala desde que irrumpió en la vida pública. En el año 2000 protagonizó una intentona golpista contra el presidente Fujimori en el cuartel ‘Locumba’, en Moquegua. Esa acción, en su momento calificada de ‘heroica’, porque supuestamente tenía intenciones de derrocar a un mandatario que pretendía perpetuarse en el poder, luego fue considerada ‘una cortina de humo’, pues coincidió, extrañamente, con la búsqueda de Vladimiro Montesinos, que luego huyó del país en el velero ‘Karisma’. En el régimen de Alejandro Toledo, Humala fue ‘premiado’ con agregadurías militares en Seúl y París. A su regreso a Lima funda su partido nacionalista, pero no logra inscribirse y se ve obligado a conseguir un ‘vientre de alquiler’. Era el candidato que le arrebató el discurso a la izquierda de Javier Diez Canseco y reclutó a controvertidos dirigentes provincianos, como las cocaleras Nancy Obregón y Elsa Malpartida, procesadas por narcotráfico y colaboración con el terrorismo. Ese discurso radical, además de su pública adhesión al presidente venezolano Hugo Chávez, que ya se probó que puso dinero en su campaña, lo perjudicaron en la segunda vuelta. La primera la ganó con ostensible ventaja, pero en la definición fue derrotado por Alan García. Después, recuerdo que tuve la oportunidad de estar con Ollanta Humala y Nadine Heredia en el 2011, en Trujillo, cuando el comandante en retiro registraba un bajísimo porcentaje de intención de voto y pocos apostaban por él. Allí noté que era Nadine quien mandaba y que su esposo solo obedecía. De forma sorpresiva, el militar subió como la espuma y en primera vuelta se impuso con más de 4 millones 600 mil votos, más de un millón por encima de Keiko, quien ocupó el segundo lugar. La segunda vuelta entre ambos fue muy peleada y pudo ser para cualquiera, pero Ollanta se impuso con poco más de 400 mil votos.
Con su esposo como presidente, Nadine Heredia se olvidó de los jeans y zapatillas y comenzó a usar ropas de diseñador y a posar para revistas de sociedad. Su ambición de poder no tuvo límites y su suegro, don Isaac Humala, dijo que estaba ‘borrachita de poder’. En política hay reglas básicas que vienen desde Maquiavelo, Fouché, Churchill. Nunca te rodees de enemigos. Con uno es suficiente y, si se puede, ninguno. Nadine se convirtió en un ‘mono con metralleta’: primero enfiló sus baterías al Congreso, donde guillotinó a Omar Chehade hasta obligarlo a renunciar a la segunda vicepresidencia. ‘Tan difícil es caminar derecho’, tuiteó y demolió al congresista, cuyo hermano hizo lobby para una azucarera con la anuencia del nacionalista. Luego, fue ahuyentando uno a uno a los miembros de su bancada que no le rendían pleitesía, quedándose solo con los más ‘sobones’.
Paralelamente, se dedicó a manipular a los primeros ministros. Los que tuvieron pantalones y la enfrentaron, se fueron por la puerta falsa. Posteriormente, metió sus incisivos en la Cancillería e hizo nombrar a su obstetriz como ¡¡embajadora en Francia!! Una cachetada a los distinguidos diplomáticos de carrera. El presidente parecía estar pintado. La gota que derramó el vaso fue que, sin tener ningún cargo público, comenzó a viajar a Brasil acompañando a ministros en misión oficial. Se reunía con Lula y con el canciller. Nadie sabía que no era ‘amor al chancho, sino a los chicharrones de feijão’ de la constructora coimera Odebrecht. Luego salió lo de Odebrecht. ‘Le entregamos tres millones de dólares a Nadine Heredia para la campaña de Ollanta Humala’. Las agendas de Nadine también son ilustrativas, pues aparecen ingentes cantidades de dólares con los nombres ‘Marcelo’. En las investigaciones de Lava Jato en Brasil y sus ramificaciones a varios países, la palabra de los funcionarios de la constructora es ley, pues se acogieron a la ‘delación premiada’ para librarse de condenas durísimas, por lo que no le deben lealtad a funcionarios y políticos corruptos que aceptaban sus dineros. Ayer, el Tribunal Constitucional, pese a las pruebas existentes, decidió dejar en libertad a Ollanta y Nadine. Para el congresista Yonhy Lescano, el fallo deja un mal precedente, pues de esa forma les están diciendo a los acusados por corrupción Alan García, Alejandro Toledo y Keiko Fujimori, que no pisarán una cárcel. Apago el televisor.