Este Búho navega todos los días en las redes sociales. A pesar de que muchos de mis contemporáneos las menosprecien y banalicen, pues consideran que degeneran el sentido crítico de las personas. En estos tiempos son esenciales para informarnos, siempre y cuando se recoja información de fuentes confiables. Por supuesto, también hay bastante contenido chatarra, muy vulgar, descartable y es una catarata inagotable de noticias falsas.
Muchos personajes de cloacas habitan en este terreno. En ese complejo mundo digital es cada vez más fácil saltar a la fama por alguna ‘payasada’. Otros han logrado posicionarse en la cima con contenido divertido, útil y educativo. Ese es el caso del jovencito Waldir Maqque, un cusqueño que gracias a su carisma, autenticidad y su talento para la cocina se convirtió en uno de los tiktokers más populares del país.
Tiene 4.3 millones de seguidores en la plataforma china y, recientemente, publicó un hermoso libro: ‘¡Qué riquito está!’, en donde además de presentar un recetario de platos autóctonos de su comunidad, cuenta su historia de vida, sin maquillaje y, lejos del melodrama, develando ese camino empinado que tuvo que transitar hasta lograr el éxito de hoy. Porque, sin duda, se ha convertido en uno de los influencers más solicitados por las grandes marcas y acaba de inaugurar su propio restaurante.
Nació y pasó su adolescencia en la comunidad de Viacha, en el mismísimo Valle Sagrado, en Cusco, en donde la gente aprende desde sus primeros pasos a amar su historia, enorgullecerse de sus ancestros y no avergonzarse de sus tradiciones. Al culminar el colegio se mudó a la ciudad en busca de oportunidades, como estudiar y trabajar. Trabajó en restaurantes, chifas, pollerías y hoteles y perfeccionó sus técnicas culinarias.
“En 2022, renuncié a estos trabajos para poder enseñar al mundo la cocina de mi comunidad desde las redes sociales”. Desde entonces se dedicó a mostrarle al mundo preparaciones originarias de su comunidad, como sara lawa con lisas u ollucos, ch’uñu lawa, qharmu, mate de haba, ch’aqe y otros platillos exquisitos heredados de sus ancestros incas. Todo esto, combinado con videos de su día a día en el campo, su vida como agricultor y granjero.
Desde sus plataformas, el joven Waldir Maqque ha mostrado esa vida andina que transcurre a otra velocidad. Las preparaciones de sus platillos, a campo abierto, están cargadas de frases que ya se hicieron parte del lenguaje popular: “¡Qué riquito está!”, “ahora sí, nos chatamos”, “chequea y aprende”, “que tus ojos se queden chuecos por haberme retado”, “avivamos la llama del amor” y otras más.
Como la cantante Renata Flores, de Ayacucho, Waldir ha puesto su granito de arena para revalorizar la cultura andina. “Ahora que me conocen a través de las redes sociales, cuando voy a un restaurante y me dicen ‘qué riquito está’ o ‘nos chataremos’, me alegra ver que he ayudado a que se pierda el miedo de mezclar el español con el quechua”.
El mismísimo Virgilio Martínez, celebridad mundial de nuestra gastronomía, ha dicho sobre Waldir: “Solo nos queda cruzar los dedos para que surjan más personas como Waldir en pueblos de todo nuestro territorio y así se siga elaborando un registro fundamental de lo que somos. Tan distintos y tan bendecidos”.
Gracias a su contenido en redes sociales su fama se ha extendido lejos de nuestras fronteras. Recientemente, el cocinero cusqueño inauguró su propio restaurante, en el mismísimo pueblo que nació. Ofrece platos locales y una experiencia inmersiva a los turistas que llegan de todo el mundo. Ha cumplido el sueño que tanto anhelaba. Y bien merecido, por supuesto. Se sataniza las redes sociales, porque es una ventana de contenido agresivo, repulsivo y denigrante, en muchos casos.
Se diseminan las ‘fake news’ con la rapidez de un clic. Cualquier esperpento puede alcanzar el estrellato solo diciendo ‘gaaa’ o lanzando lisuras a diestra y siniestra. Hay que zarandear bien entre todo ese contenido, para encontrar lo mejorcito, lo que realmente vale la pena. Waldir Maqque ha logrado ser uno de los tiktokers más seguidos del país con videos en los que realza la gastronomía de su pueblo, su lenguaje, sus costumbres ancestrales. Su labor por compartir con orgullo lo que sabe es admirable y digna de todo reconocimiento. Por eso, no me perderé la presentación de su libro este sábado en la Feria del Libro Ricardo Palma. Apago el televisor.
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