Este Búho nunca dejará de sorprenderse de lo impredecible, y a veces injusto, que es el destino con algunos hombres. Todos sabíamos que el gran compositor Augusto Polo Campos estaba postrado en la cama de una clínica, enfermo, grave. Hasta le habían dado los santos óleos. Susy Díaz rogaba que al menos llegara vivo hasta junio, para que pueda ver a la selección peruana, esa Blanquirroja a la que dedicó hermosos himnos, como ‘Contigo Perú’, jugando después de 36 años en un Mundial. Pensábamos que se iban a realizar grandes homenajes que durarían días enteros y que concitarían la atención nacional y latinoamericana. Sin embargo, el destino le jugó una mala pasada. El gran Augusto, el travieso, el mujeriego, el ‘diablito’, falleció en la víspera de la llegada a nuestro país de nada menos que el ¡Santo Padre!, el Papa Francisco. Sobre Polo Campos escribí premonitoriamente hace unos días y conté algunas anécdotas: “Junto a dos grandes, Óscar Avilés y Arturo ‘Zambo’ Cavero, tuvieron una participación fundamental durante la clasificación para el Mundial de Argentina 1978. Ellos acompañaron a la selección, que eliminó primero a Chile, Ecuador y luego a Bolivia, para lograr un cupo a dicha cita mundialista. Un año antes, Polo Campos compuso ese himno a la peruanidad llamado ‘Contigo Perú’. El propio compositor me contó una anécdota durante una entrevista que le hice para un diario que yace en el cementerio de papel. “Días antes de jugarse las Eliminatorias en 1977, me convocó a Palacio de Gobierno el poderoso general Vinatea, brazo derecho del presidente Francisco Morales Bermúdez: ‘Don Polo, el país está convulsionado, hay mucha agitación política y esta división hace hasta peligrar la clasificación a manos del Chile de Pinochet. Necesitamos que escriba una canción que una a los peruanos, que les dé orgullo y, por supuesto, motive a nuestros seleccionados’. ‘¿Y cuánto tiempo tengo -dijo el artista- para presentarla?’. ‘Máximo quince días, ni uno más’”, le respondió el milico como una orden a un recluta. El compositor salió y se fue a pedir un café al desaparecido ‘Haití’ de la Plaza de Armas. Mientras tomaba su café pensaba en la letra de la canción. Así nació el mítico ‘Contigo Perú’”.
Fueron célebres sus romances con cantantes de la talla de Cecilia Bracamonte, su esposa y madre de su hija, a quien le dedicó esa ‘joyita’ que inmortalizara la recordada Lucha Reyes: ‘Regresa’. O la escultural guarachera de los 60, la carismática y admirada Lina Panchano, voz e imagen de la ‘Sonora Macedo’ y madre de su hijo, Marco Polo. El compositor las amaba a todas, como a ‘La reina de ébano’, la morocha ‘Zulú’, y por supuesto, también a Susy Díaz, madre de su hija Florcita. Este extraordinario compositor es el hombre que, sin haber estudiado música y -según él mismo- nunca haber leído una novela, escribió un puñado de las más hermosas canciones de la música peruana. Su tema ‘Cuando llora mi guitarra’ traspasó fronteras. “Esa canción la hice con Óscar Avilés, es un tema en homenaje a mi madre fallecida”. Polo Campos se enamoró de una reclusa famosa, la bellísima Eugenia Sessarego, del sonado ‘caso Banchero’. Polo la iba a visitar todos los domingos: ‘Es cierto, la iba a visitar y esperaba que ella salga de la capilla de la prisión para la hora de las visitas’. De allí salió ‘Cada domingo a las 12’. La vida del compositor era un torbellino. Su matrimonio con Cecilia Bracamonte acabó muy mal. “En la bajada de Los Baños de Barranco, comencé a escribir ‘Regresa’”. ‘Pero regresa, para llenar el vacío que dejaste al irte, regresa / regresa, aunque sea para despedirte, no dejes que muera, sin decirte adiós /Te estoy... buscandooo’. ¡Cómo olvidar ‘Cariño bonito’, ‘Ay Raquel’, ‘Y se llama Perú’ o ‘Esta es mi tierra’! Don Augusto se va justo cuando todo el Perú está rezando con el Papa. ¡Descanse en paz, maestro! Apago el televisor.