A pesar de que Rusia viene anunciando que va retirando sus tropas de la frontera con Ucrania, la sensación de un conflicto armado no deja de sonar fuerte. Las consecuencias de una tercera guerra mundial en Europa no solo serían económicas, sino también las pérdidas humanas llegarían a ser devastadoras.
Ante el terrible resultado de un conflicto armado que involucraría a más de dos naciones, aún queda la pregunta de si existe alguna forma de evitar este enfrentamiento con salidas diplomáticas que resulten pacíficas y favorables para Ucrania y Rusia.
Según detalla la BBC, algunos políticos occidentales han sugerido que revivir los acuerdos celebrados en la capital de Bielorrusia, Minsk, podría dar una solución a la crisis.
“Minsk es el único camino que nos permite construir la paz”, dijo la semana pasada el presidente francés, Emmanuel Macron; mientras que el secretario de Defensa británico, Ben Wallace, señaló al mencionado medio que restaurar Minsk sería “una forma sólida de reducir la escalada”.
El 5 de septiembre el 2014, se firmó un tratado para poner fin a la guerra en el este de Ucrania. Representantes de ese país, junto a Rusia, la República Popular de Donetsk (DNR) y la República Popular de Lugansk (LNR) acordaron un alto al fuego en la región del Donbás.
Sin embargo, no resultaría tan fácil llegar a este punto, ya que desde Kiev consideran que revivir Minsk sería una forma abreviada de descartar que Ucrania se una a la OTAN sin que los miembros de esta organización tengan que decirlo explícitamente.
Una posibilidad de que Rusia retroceda en su intento por invadir Ucrania es lograr que Vladimir Putin reconozca que los costos de una guerra superarían los beneficios para su país. Y es que, como se mencionó hace un momento, las pérdidas económicas y humanas serían terribles.
Aunque logre avances militares, los retrocesos diplomáticos con otras naciones resultarían mayores. Pero para que esto suceda, el presidente ruso deberá ser persuadido por las naciones que integran la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Bajo esta premisa, los países occidentales tendrían que permitir que Putin reclame una victoria diplomática, reconociéndole como un protagonista pacífico y que no estuvo dispuesto a aceptar las provocaciones militares de la OTAN.
Rusia le recordaría al mundo que es una gran potencia y profundizaría su presencia en Bielorrusia.
La dificultad con esta teoría es que sería igual de fácil argumentar que Putin fracasó, señala la BBC.
Finlandia asumió su independencia y neutralidad durante el estallido de la guerra fría. Actualmente es un estado independiente, soberano, democrático y permanece fuera de la OTAN. ¿Es un escenario probable para Ucrania?
Por un lado, podría satisfacer el deseo de Putin de que esta nación no pertenecerá a la OTAN; sin embargo, desde Kiev no es bien visto, ya que tendría que abandonar sus aspiraciones euroatlánticas como pertenecer a la Unión Europea (UE).
Lo más probable es que Putin no esté de acuerdo con una neutralidad de Ucrania, ya que este país es clave para Rusia para obtener acceso marítimo, pues ahí se encuentra la península de Crimea y, en esta, la Flota Rusa del Mar Negro, además de que constituye un acceso al Medio Oriente y al Cáucaso.
Posiblemente aún exista la posibilidad de evitar un conflicto por el hecho de que el escenario de este sería Europa, un continente que ya vivió dos guerras mundiales y que no se quedaría de brazos cruzados viendo como estalla una tercera guerra, cuyas consecuencias serían inimaginables.
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