Inicialmente, los expertos tenían sus dudas acerca de la posibilidad de que el Titán, el buque de exploración de aguas profundas, hubiera sufrido una implosión sin que se registrara una potente onda de sonido subacuática.
Sin embargo, los indicios presentados durante la conferencia de prensa indican que esta habría sido la causa del incidente ocurrido a una profundidad de casi 4.000 metros.
Cuando la presión se incrementa dentro de un espacio confinado, ejerce una fuerza hacia el exterior similar a una explosión. Podemos visualizar esto al imaginar un globo que se infla en exceso, donde llega un punto en el que el material ya no puede soportar la tensión y se produce la explosión.
En cambio, en el caso de los recipientes que están sometidos a una presión superior a la que pueden soportar, ocurre una implosión, donde la fuerza los empuja hacia adentro.
Un experimento interesante que los profesores de ciencias suelen realizar para ilustrar este efecto es calentar una lata de refresco vacía y luego sumergirla en un líquido congelado, manteniendo la abertura hacia dicho líquido. En este caso, la lata se colapsa o aplasta sobre sí misma.
En 2018, se expresaron preocupaciones acerca del diseño del Titán en relación con las presiones que podría resistir. Según su creador, Stockton Rush, la embarcación fue diseñada en colaboración con la NASA y la Universidad de Washington, utilizando materiales como fibra de carbono y titanio.
Los expertos afirmaron que debería ser capaz de soportar las presiones en las profundidades a las que se suponía que llegaría en esta expedición. La compañía había calificado la nave para alcanzar profundidades de aproximadamente 13,000 pies o 4,000 metros.
No obstante, la embarcación nunca obtuvo la certificación de una organización externa calificada mediante una evaluación convencional. En 2018, David Lochridge, director de operaciones marinas de OceanGate Expeditions, emitió un informe crítico sobre el sumergible Titán, destacando la necesidad de realizar pruebas adicionales.
Tras su salida de la empresa en ese mismo año, se reveló en los procedimientos legales, durante una disputa entre él y su antiguo empleador, que la ventana de visualización del Titán solo estaba certificada hasta los 1,300 metros. Esta cifra representa menos de un tercio de la profundidad necesaria para llegar al Titanic.
Sin embargo, Arron Newman, quien ha sido pasajero del Titán en cuatro ocasiones y también es accionista de OceanGate, la compañía que construyó y opera el sumergible, declaró a Ali Velshi de MSNBC que el buque era un prototipo. Esta expedición al sitio de los restos del Titanic fue la tercera, habiendo habido una previa en 2021 y otra en 2022.
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