La Navidad, a pesar de ser una época de celebración, puede generar sentimientos complejos como melancolía, ansiedad y soledad, especialmente para quienes enfrentan pérdidas recientes o dificultades personales.
Las expectativas sociales de ser feliz durante las fiestas pueden intensificar estos sentimientos, creando una desconexión entre la realidad emocional de la persona y lo que se espera de ella.
Es importante reconocer y validar estos sentimientos en lugar de ignorarlos o reprimirlos.
Permítete sentir lo que sientes sin culpa.
Si la tristeza o la ansiedad surgen, intenta nombrarlas y aceptar que son emociones normales en contextos de cambio o de ausencia.
Además, establecer límites saludables, como evitar sobrecargar tu agenda o retirarte cuando sea necesario, puede ayudar a reducir la presión. Hablar sobre tus emociones con seres cercanos o incluso buscar apoyo profesional puede ser clave.
La Navidad no tiene que ser perfecta ni estar llena de alegría constante; lo importante es ser amable contigo mismo y permitirte vivir las fiestas de la manera más genuina y saludable.
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