Los riñones cumplen una función silenciosa, pero esencial: filtran la sangre, eliminan desechos y ayudan a mantener el equilibrio del organismo. Sin embargo, cuando su funcionamiento se altera, pueden desarrollarse enfermedades renales que, en sus etapas iniciales, no presentan síntomas; por ello, resulta fundamental realizar chequeos preventivos anuales, tanto en hombres como en mujeres.
El médico nefrólogo Enoc Flores, del hospital Edgardo Rebagliati, explica que una falla en este órgano puede derivar en enfermedad renal crónica (ERC), insuficiencia renal e hipertensión arterial secundaria, además de aumentar el riesgo de enfermedad cardiovascular y muerte prematura.
Lo más peligroso es que, en fases tempranas, estas afecciones suelen pasar inadvertidas para el paciente; no obstante, existen señales de alerta que no deben ignorarse, como la hinchazón de pies o piernas, la disminución de la cantidad de orina u orina espumosa, así como cansancio persistente, náuseas y disminución del apetito.
La evaluación para detectar posibles anomalías se basa en dos pruebas principales: un análisis de sangre, que mide la creatinina, una sustancia que el organismo produce y debe ser eliminada por los riñones, y un examen de orina, que permite identificar la presencia de proteínas, un hallazgo que puede indicar daño renal.
No deben evadir estos exámenes las personas con diabetes, hipertensión arterial y las mayores de 55 años.
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