Hablar de amor significa entregarlo todo y jugártela. Al fin y al cabo, el que no arriesga no gana, porque a medias tintas nada funciona. Sin embargo, ¿hasta qué punto debes dejarlo todo en la cancha?, ¿cuál es el límite entre luchar por la relación y arrastrarse por amor?
“Ninguna persona debe rogar por amor ni mucho menos aceptar migajas. En una relación el compromiso es mutuo. Si sientes que estás entregando mucho y recibiendo poco, quizás es momento de replantearte tu posición en la pareja. Ninguna relación sana hará que te humilles”, explica el psicólogo Ítalo Arrúe.
El experto enumera cinco conductas que evidenciarían estar rogando por amor:
- Vives en un miedo constante de que te deje y por eso toleras sus faltas de respeto y humillaciones.
- Aceptas que la relación siga ‘sin compromisos’ cuando en realidad tú quieres dar un paso más serio. Aguantas porque ‘no quieres perderlo’.
- No te presenta a su familia y tú te autoinvitas a las reuniones.
- Haces todo lo que a él le gusta, por más que a ti no tanto. Siempre buscas llamar su atención.
- Sus actitudes demuestran que no desea nada contigo, se muestra totalmente desinteresado, pero te mientes a ti misma y crees que ‘es cuestión de tiempo’.
DATITO
Este tipo de conducta hace que a la larga generes dependencia emocional con tu pareja. Lo que puede terminar en un círculo vicioso de violencia psicológica y hasta física.
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