El vómito es la expulsión violenta del contenido del estómago por la boca. Un bebé puede regurgitar pequeñas cantidades de leche cuajada después de una toma, pero esto no se debe confundir con un vómito.
El vómito tiene muchas causas, como la estenosis pilórica (enfermedad congénita), o un síntoma de infección, como la infección del oído.
Con frecuencia acompaña a la fiebre, incluso el resfriado común puede producir vómitos si el niño traga suficiente moco para que le irrite el estómago.
Si su hijo tiene alguna tos fuerte también puede causarle vómito de comida que haya ingerido recientemente.
Otras causas de vómitos son la apendicitis, la meningitis, los dolores de cabeza migrañosos, las intoxicaciones alimentarias y los mareos.
Los vómitos siempre se deben tomar como algo importante porque pueden producir deshidratación rápidamente, en particular a los bebés o niños pequeños.
Haga que se recueste y dele cantidades pequeñas y frecuentes de líquidos con una pizca de sal y glucosa (una cucharadita de azúcar).
Mida su temperatura para saber si tiene fiebre. Póngale una toalla fresca y húmeda en la cara y haga que se limpie los dientes para quitarle el mal sabor.
Cuando se le haya pasado las náuseas y los vómitos, dele alimentos blandos y ligeros. Evite la leche. Reintroduzca los alimentos sólidos de forma progresiva.
Consulte al médico inmediatamente si su hijo vomita durante más de seis horas, si los vómitos se acompañan de diarrea o fiebre de más de 38°C, o si presenta cualquier otro síntoma preocupante como dolor de oídos.
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